Un gran asunto el de las bolsas de plástico.
Los que tengan más de treinta años y en su infancia hayan vivido en México, segurito se acordarán de esas bolsas que daban en las tiendas Aurrerá, con el logo de los piquitos rojos y las caritas felices de una familia feliz: una mamá, un papá y dos chamacos, niño y niña, por supuesto. ¿Se acuerdan?
El asunto viene a colación porque recuerdo que en Aurrerá te daban la opción de las bolsas de papel o de plástico. Las de papel, un papel grueso, con fondo cuadradito, eran padrísimas, parecían de cartón; las de plástico eran así como para cosas chiquitas, y no eran tan populares. Pero paulatinamente la gente se empezó a acostumbrar a usarlas, y de pronto las de papel desaparecieron. Nos empezamos a llenar entonces de bolsas y bolsas y bolsas de plástico, por todos lados, para todo: horrendas bolsas de plástico que tardan mil años en biodegradarse, que se quedan atoradas en los árboles, que se van a los ríos y a los lagos y acaban en el cuello de alguna foca o en el estómago de una tortuga que, obvio, muere un poco después.
Hace unos días Eliesheva –a quien no le pongo link porque aún no abre un blog, no sé que espera- me mandó una correo electrónico con algunas fotos que ilustran perfectamente el asunto:
Los que tengan más de treinta años y en su infancia hayan vivido en México, segurito se acordarán de esas bolsas que daban en las tiendas Aurrerá, con el logo de los piquitos rojos y las caritas felices de una familia feliz: una mamá, un papá y dos chamacos, niño y niña, por supuesto. ¿Se acuerdan?
El asunto viene a colación porque recuerdo que en Aurrerá te daban la opción de las bolsas de papel o de plástico. Las de papel, un papel grueso, con fondo cuadradito, eran padrísimas, parecían de cartón; las de plástico eran así como para cosas chiquitas, y no eran tan populares. Pero paulatinamente la gente se empezó a acostumbrar a usarlas, y de pronto las de papel desaparecieron. Nos empezamos a llenar entonces de bolsas y bolsas y bolsas de plástico, por todos lados, para todo: horrendas bolsas de plástico que tardan mil años en biodegradarse, que se quedan atoradas en los árboles, que se van a los ríos y a los lagos y acaban en el cuello de alguna foca o en el estómago de una tortuga que, obvio, muere un poco después.
Hace unos días Eliesheva –a quien no le pongo link porque aún no abre un blog, no sé que espera- me mandó una correo electrónico con algunas fotos que ilustran perfectamente el asunto:
(las fotos son cortesía de algunas agencias y organizaciones ambientalistas para Modbury)
De acuerdo con el grupo Planet Ark, cerca de 100 mil animales marinos mueren cada año a causa de una bolsa de plástico. ¿La razón? En el mundo se consume aproximadamente un billón de bolsas de plástico al año. Si, billón con “b”; o sea, un millón de millones; para la producción de esta cantidad de bolsas se requiere de 120 millones de barriles de petróleo. El asunto no sería tan grave si todo el mundo reciclara las bolsas; el problema es que en Estados Unidos apenas el 5% de esas bolsas se reciclan, y a nivel mundial, menos del 1%. Todas las demás andan dando vueltas por ahí y seguirán aquí dentro de varios siglos más.
A finales de los años noventa inició una fuerte campaña en contra de las bolsas de plástico y algunas ciudades empezaron a ceder. En Estados Unidos, San Francisco fue la primera ciudad en legislar sobre este asunto, pero la iniciativa tiene su origen en un modelo creado en Irlanda, el “plas tax” que carga 20 centavos de dólar por cada bolsa de plástico y que entró en operación en 2002. Con ello, el uso de bolsas de plástico cayó en un 90%, lo cual derivó en el ahorro para el gobierno de millones de dólares en programas de reciclaje. En Australia cerca del 90% de los dueños de tiendas han acordado de manera voluntaria participar en el programa de reducción del uso de bolsas plásticas del gobierno. Algunos supermercados ya le han entrado al asunto con excelentes resultados. La cadena Ikea, que tiene tiendas en 37 países, implantó hace un año una política en este sentido en sus tiendas: si quieres una bolsa, pagas por ella: cinco centavos de dólar por las “desechables” o 50 centavos por una bolsa como de yute, grandotota, reciclable. En un año lograron reducir en 95% el consumo de bolsas de plástico.
En California la cadena de supermercados Ralphs tiene desde hace varios años una política parecida. Cuando llegas a la caja te ofrecen una bolsa, puedes elegir papel o plástico. Si al volver a la tienda llevas una de sus bolsas para reutilizarla, te reembolsan tres centavos de dólar por la de plástico y cinco por la de papel; te pagan también cinco centavos por cualquier otra bolsa que lleves para no usar una nueva. Sí, ellos te pagan a ti por llevar tus propias bolsas.
En este contexto, el martes pasado Los Ángeles me hizo sentir muy orgullosa sumándose a las ciudades que han impuesto una prohibición al uso de bolsas de plástico en los supermercados. A partir de julio del 2010 los clientes deberán llevar sus propias bolsas de tela, o bien pagar 25 centavos por una bolsa de papel o una bolsa biodegradable, que las tiendas deberán poner a su disposición.
Lo insólito es que ante este avance la industria ha contraatacado. La Asociación de Supermercados de California (CGA) argumenta que este tipo de legislaciones, en vez de fomentar la cultura del reciclaje, sólo castigan al consumidor por tener éste que pagar por más por las bolsas. Otro de los argumentos es que la gente regresará al uso de bolsas de papel, para cuya fabricación se requiere de cuatro veces más energía que para fabricar bolsas de plástico, y que son más caras –el costo promedio de producción de una bolsa de plástico es de un centavo de dólar; el de una bolsa de papel, cinco centavos, y el de una bolsa biodegradable de composta, 10 centavos. Además de eso, la CGA asegura que la industria de bolsas biodegradables no tendrá capacidad para fabricarlas al ritmo que serán requeridas.
Pero la realidad es que estas bolsas ya las estamos pagando. Cuando una tienda nos “regala” bolsas de plástico, ese costo viene diferido en los precios de los productos que compramos. Y no sólo eso: cada vez que un gobierno tiene que implementar un programa de limpia de drenaje, de manejo de basura, de limpieza de ríos, lo hace con nuestros impuestos. Sin saberlo, cada bolsa de plástico nos está saliendo indeciblemente cara.
Yo la última vez que fui a la hermosa Ciudad de México (hace mucho, snif, snif, no me toquen ese son) me compré dos bolsotas de mandado enormes, de colores bien mexicanotes, que son la envidia de todas las güeras gabachas que de pronto se quieren poner etnies.
¿Qué tal que todos nos compramos unas de esas y nos las llevamos al Aurrerá? (Cierto: ahora se llama Wal-Mart). Aprovechen que ustedes las tienen ahí cerquita, anden: ni papel ni plástico; un granito de arena y ya.
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Por cierto, mi queridísima Charra Frijolera hizo un post que gira sobre el tema. Ya saben qué hacer AQUÍ.
A finales de los años noventa inició una fuerte campaña en contra de las bolsas de plástico y algunas ciudades empezaron a ceder. En Estados Unidos, San Francisco fue la primera ciudad en legislar sobre este asunto, pero la iniciativa tiene su origen en un modelo creado en Irlanda, el “plas tax” que carga 20 centavos de dólar por cada bolsa de plástico y que entró en operación en 2002. Con ello, el uso de bolsas de plástico cayó en un 90%, lo cual derivó en el ahorro para el gobierno de millones de dólares en programas de reciclaje. En Australia cerca del 90% de los dueños de tiendas han acordado de manera voluntaria participar en el programa de reducción del uso de bolsas plásticas del gobierno. Algunos supermercados ya le han entrado al asunto con excelentes resultados. La cadena Ikea, que tiene tiendas en 37 países, implantó hace un año una política en este sentido en sus tiendas: si quieres una bolsa, pagas por ella: cinco centavos de dólar por las “desechables” o 50 centavos por una bolsa como de yute, grandotota, reciclable. En un año lograron reducir en 95% el consumo de bolsas de plástico.
En California la cadena de supermercados Ralphs tiene desde hace varios años una política parecida. Cuando llegas a la caja te ofrecen una bolsa, puedes elegir papel o plástico. Si al volver a la tienda llevas una de sus bolsas para reutilizarla, te reembolsan tres centavos de dólar por la de plástico y cinco por la de papel; te pagan también cinco centavos por cualquier otra bolsa que lleves para no usar una nueva. Sí, ellos te pagan a ti por llevar tus propias bolsas.
En este contexto, el martes pasado Los Ángeles me hizo sentir muy orgullosa sumándose a las ciudades que han impuesto una prohibición al uso de bolsas de plástico en los supermercados. A partir de julio del 2010 los clientes deberán llevar sus propias bolsas de tela, o bien pagar 25 centavos por una bolsa de papel o una bolsa biodegradable, que las tiendas deberán poner a su disposición.
Lo insólito es que ante este avance la industria ha contraatacado. La Asociación de Supermercados de California (CGA) argumenta que este tipo de legislaciones, en vez de fomentar la cultura del reciclaje, sólo castigan al consumidor por tener éste que pagar por más por las bolsas. Otro de los argumentos es que la gente regresará al uso de bolsas de papel, para cuya fabricación se requiere de cuatro veces más energía que para fabricar bolsas de plástico, y que son más caras –el costo promedio de producción de una bolsa de plástico es de un centavo de dólar; el de una bolsa de papel, cinco centavos, y el de una bolsa biodegradable de composta, 10 centavos. Además de eso, la CGA asegura que la industria de bolsas biodegradables no tendrá capacidad para fabricarlas al ritmo que serán requeridas.
Pero la realidad es que estas bolsas ya las estamos pagando. Cuando una tienda nos “regala” bolsas de plástico, ese costo viene diferido en los precios de los productos que compramos. Y no sólo eso: cada vez que un gobierno tiene que implementar un programa de limpia de drenaje, de manejo de basura, de limpieza de ríos, lo hace con nuestros impuestos. Sin saberlo, cada bolsa de plástico nos está saliendo indeciblemente cara.
Yo la última vez que fui a la hermosa Ciudad de México (hace mucho, snif, snif, no me toquen ese son) me compré dos bolsotas de mandado enormes, de colores bien mexicanotes, que son la envidia de todas las güeras gabachas que de pronto se quieren poner etnies.
¿Qué tal que todos nos compramos unas de esas y nos las llevamos al Aurrerá? (Cierto: ahora se llama Wal-Mart). Aprovechen que ustedes las tienen ahí cerquita, anden: ni papel ni plástico; un granito de arena y ya.
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Por cierto, mi queridísima Charra Frijolera hizo un post que gira sobre el tema. Ya saben qué hacer AQUÍ.
19 comentarios:
Nosotros lo que usamos desde hace varios años son unas bolsotas de tela que hizo mi jefa, que aunque no pareciera, son muy resistentes.
Supongo que mi hermano y yo nos hemos de ver un tanto raros con tremendos bolsones al hombro cuando vamos en bola al mercado, pero me cae que nos evitamos usar muchas bolsas de plástico. No todas, porque también las usamos para la basura, pero sí la mayoría.
Yo sí recuerdo esas bolsas de papel de Aurrerá... la verdad me encantaban.
Y pues sí, Chila que te puedo decir más que tu boca está llena de verdad. Creo que hace falta comenzar a abordar este asunto de forma que la gente comience a darse color de que las bolsas de plástico en realidad nos salen muy caras.
Mi room mate se lleva cada tanto las bolsas que juntamos, pues su mamá las intercambia en su pueblo por otras cosas (por allá las necesitan y están medio apartados). Así que bolsa=café, fruta, etc. Está bien, ¿no?
Abrazotes!
Pues a ver como convenzo a mi mamá de que sus bolsas no son lo maravillosas que ella cree.
aplaudo este post, fue lo que yo pensaba pero esto es un trabajo periodistico. A mi lo que me dicen en mexico es que no lo hacen porque la gente los ve raro o se rien. Es una lastima que dejemos de ayudar al planeta que nos ha dado tanto solo por el que diran...
Si de algo está lleno el paisaje mexicano por las carreteras es el plástico, miles y miles de bolsas y botellas por todos lados. Si nos propusieramos todos a levantar y limpiar nuesto entorno sería muy bueno. Pero qué pasa, nos hemos vuelto con una piel tan sensible y delicada que nuestros botes de basura siempre tienen que estar forrados con esas bolsas que te dan en el super. No queremos ensuciarnos ni de nuestro propios desperdicios. Antes toda la basura se ponía directamente en el bote y luego había que rifarse la moneda a ver quién era el valiente que le tocaba limpiarlo.
Y que me dices cuando uno iba al mercado con canasta. Ahora una bolsa para los plátanos, otra para la sandía, otra para los jitomates. Necesitamos darle rewind a nuestras costumbres y evitar tanto plástico para todo.
vale! yo llevaré ya mis bolsas de esas grandotototas de gandhi al mercado. Me veré cool y diferente.
Sí, también en china ya lo están haciendo según un mail que me llegó, es una excelente idea.
Por otra parte: ESA TORTUGA ESTA MUERTA???? SNIIIIIIIIIF LLORO
Qué curiosa es la vida.
Justo hace unos día me estaba acordando de las bolsas de "Aurrerá".
Pensaba en lo caro que sería volver a ponerlas en uso pero, sobre todo, en la enorme cantidad de árboles que implicaría hacerlo.
Por otro lado, en mi familia hace rete harto que practicamos lo del reciclaje. En uno de los mercados que frecuento me dicen "el ecológico".
Mi mamá entierra su basura orgánica. Es padrísimo. Nomás por eso ya nació un aguacate, una papaya y un durazno. Chido.
Las bolsas de plástico, las que dan, duran un chorro.
A veces los tenderos se desesperan con uno. Les rompe uno la rutina. Una vez me dio mucha risa porque puse mis limones en una bolsa que ya llevaba, y el señor, como parte de su reflejo condicionado, pus iba a poner la bolsa dentro de otra bolsa. A él no le dio risa. Pero ya me conoce.
No sé cuánto tardarán estas ideas en permear en la sociedad. En realidad podría ser rápido. La necesidad de desperdiciar menos es cada vez más urgente.
Yo pienso que lo esencial es regresar a lo que dice Carmen. Es decir, regresar al mercado. Llevar uno sus bolsas, como bien dice "Lonjho".
Y sí, algunos podríamos ir con "morrales" del "Sótano", "Parnaso" o "Gandhi".
Al menos los limones llegarían al ceviche bien leídos.
Es tan fácil y uno tan bruto.
Saludos
RRS
No pero aún existe Aurrera, preguntale a "Queen Aurrera" la reyna de los preciosa bajos jojojojo, no ya en serio, es cierto es carisimo y además dañino, el chiste aqui es que realmente, pero realmente nos sensibilisemos (ojo no es conciencia es crear sensibilidad... sentir pues) sobre el daño que nos hacemos a nosotros mismos, y peor a la gente que queremos, en mi casa acostumbramos guardar toda bolsa de plástico y usarla en todo lo que se pueda, y tratamos de comprar la mayoria de las cosas en mercados donde se pueda llevar uno sus propias bolsas de mandado, es mejor, incluso mas barato y todos ganamos...
tienes el valor o te val.. cof cof ok... eso no jojo
Me da gusto que toques el tema. No trabajo ahí, pero te comento que grupo Wal Mart tiene a la venta bolsas de yute (muy pequeñas para mi gusto) en las cajas para que las adquieras antes de que empaquen tus cosas en las de plástico; además desde hace tiempo sus bolsas se hacen con sobrantes de plástico (por eso se rompen fácilmente). No te extrañe que en menos de un año las cobren. Para los que no lo sepan, también afuera de sus tiendas hay unos grandes botes para depositar los tetra pak vacíos.
Aprovechando, para los chilangos, pueden consultar la página del gobierno del DF para saber lo que éste está haciendo en términos ambientales, como dónde depositar pilas, celulares, etc.
Creo que este asunto de la cultura del reciclaje (y de otras) se impulsa desde el cosumidor: no hay bolsas de plástico si no hay demanda; no hay más Mac Donalds si no hay quien las engulla. El problema no son tanto las bolsas de plástico sino nosotros mismos: ¿cuántas veces al comprar nos preguntamos si REALMENTE necesitamos ese producto?
¿¿¿¿Te imaginas lo que va a suceder ahora que todos los chinos quieren refrigerador, TV, y comer carne????
Yo empecé a llevar mis bolsas de tela al super hace poco, en abril estuve en Francia y ahi tampoco hay bolsas de plástico en el súper y ha dado buenos resultados, ves a toda la gente con sus canastas o bolsas del mandado estilo la marced, o unas bolsas como de lona grandotas y resistentes que venden en el super, hasta en los mercados callejeros estan limitadas las bolsas de plastico. Y ahí empecé a tomar el hábito, pero aqui es dificil, vas al mercado y te dan una bolsita para cada cosa, en todas partes te dan y hacen cara de sorpresa cuando les dices que no la quieres. Yo creo que en acá en Tenochtitlán pronto van a empezar a tomar medidas parecidas porque en Superama pore jemplo ya venden bolsas de tela para que no uses las de plástico, ojala mucha gente adopte esa buena costumbre.
Chale, no leí lo que escribí antes de darle "publicar comentario" disculpen ustedes los errores de redatsión.
esta mejor Aurrerá porque se parece a mi nombre jojojo
estaba leyendo el post y pense en comentar que todos deberiamos usar esas bolsas de mandado como redes y asi no usabamos de plastico, pero luego tu ya lo incluiste ahi y solo me queda decir que apoyo tu idea.
me voy a traer unas ahora que vaya para mexico
es bien triste ver esas fotos pero muchas veces solo sentimos feo y ya. no hacemos nada.
Aca en los walmart de colima nos estan vendiendo una bolsa marca walmart que te permiten llevar cada vez que vayas a hacer tus compras en walmart precisamente pa no andar usando las bolsitas de plastico, las venden a $15 pesos y estan bien chiquitas y creo que una no te sirve pa guardar nada, a mi se me ha olvidado preguntar si nomas te dejan llevar esas o si uno puede llevar las suyas propias de varios colores y modelitos elegantes
((-_-)).
Muuuy buen post chila...te he de caer gorda de tanto repertirtelo, pero soy tu fans y es mi obligacion decirte cuando un post tuyo me gusta.
¡Vientos, Truax, por retomar este asunto de las bolsas y ponerlo en el candelero! porque a veces solo nos hace falta un empujoncito para hacer las cosas. Yo trato de despertar en mis hijos una conciencia ecológica sólida, y el otro día tuve una de mis primeras recompensas, cuando mi Regis, de casi seis años, me dijo que para no desperdiciar tanta agua iba a usar un vaso para enjuagarse los dientes. Si logramos que las nuevas generaciones tengan otra mentalidad ya estamos del otro lado. Y sobre el blog, no me regañes, uno de estos días te voy a sorprender.
Muy interesante, yo recuerdo que de morro iba con mi tia al Mercado y pss no habia plastico pa nada... la carne la envolvian en papel, y mi tia llevaba una bolsota donde hechaba todo el mandado...
pss hay que hacer algo con esas bolsas.
y en Gdl, sabemos dónde conseguir esas bolsas del mandado? seguramente me sería más fácil bajar el mandado de la cajuela...
Mh, no sabia de lo de los Ralph's, nunca hago mi mandado ahí, pero a ver si un día pruebo lo de la bolsa. Como dijo Tazy, en China empezó este año en junio, y las bolsas de plástico las cobran, aunque barato, conociendo a los chinos creo que funcionará. Por cierto, y no sabes como es que por acá la medida va a tardar tanto en aplicarse. ¿La burocracia? Y bueno lo que sería utópico es que el mundo adoptara el furoshiki del Japón, una bonita tradición que la modernidad ha hecho a un lado.
Saludos
Hola Chilangelina,
Pues yo desde que llegué a Italia (vivo en Milán) me traje mis 4 bolsas de yute con unos colores mexicanísimos, al principio la gente te ve raro, pero después de 6 años se acostumbran y hasta te preguntan donde las compraste. Yo muy contenta porque así al menos consumimos menos plastico y obvio, no pagamos las bolsas del super.
Saludos
Angela
En Australia pasa una cosa bien chida. Algunas tiendas de plano no tienen bolsas ni de papel, ni de plastico para tus cosas, asi que si se te olvido tu bolsa de mandado tienes que estar pepenando una caja de carton a la salida de la tienda. Sin embargo, esta situacion no causa ninguna incomodidad a nadie y nadie siente pena de andar cargando sus cosas en una caja de carton...
Otras tiendas venden bolsas de tela para tu mandado y es frecuente, muy muy frecuente ver a la gente que carga estas bolsas cada vez que va al super. Las Green bags son la neta por aca.
la Sylvana
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