jueves, septiembre 27, 2007

Recado del paseo por las nubes

Desde niña me pasaba: pies fríos, panza apretada, piernas temblorosas y un sudor helado en las manos que me las dejaba siempre mojadísimas. Me pasaba cuando tenía que hablar en público, cuando decía mentiras, cuando me tocaba patear jugando soft-ball, pero muy particularmente cuando tenía que estar en un lugar alto. De todos, este último era mi peor miedo.
Los otros los he ido controlando o eliminando; hablar en público y decir mentiras lo he ido puliendo, uno gracias a mi profesión y otro porque uno se acostumbra, y lo del soft-ball de plano lo borré de mi vida. Pero lo de las alturas, chúchale, es para mí todo un desafío.
También porque decidí entrarle al trotamundaje que es el periodismo, y otras veces nomás por orgullo, he ido tratando de vencer el maldito miedo a las alturas. A pesar de que me sudan las manos y me tiemblan las piernas, camino sobre barditas angostas, subo por escaleras de albañil, brinco de una azotea a otra, escalo sobre rocas no muy estables, he brincado de trampolines y me he subido a montañas rusas, ruedas de la fortuna y teleféricos. Mi máximo orgullo, lo saben los visitantes frecuentes de este recadero, ha sido cuando tuve que subir al Ángel de la Independencia; me sudaban tanto las manos que temía no poder agarrarme de los andamios porque sentía que me resbalaba.

Pues ándale que con todo este antecedente, el lector comprenderá lo importante que fue para mí el día de ayer.
Resulta que hay una escuela de aviación en Los Ángeles, llamada Alas de California. Fue fundada por un salvadoreño y desde hace casi 20 años se dedican a entrenar pilotos latinos. La escuela ésta les ayuda a cumplir un sueño que en ocasiones, por falta de recursos, no pueden realizar en su país. De sus 50 alumnos, la mitad cuenta ahora con una licencia para hacer vuelos comerciales; otros simplemente vuelan por diversión.
El caso es que ahí voy, a hacer las respectivas entrevistas, el perfilito de la escuela, la visita al hangar, el paseo alrededor de las avionetitas, y pues era inevitable: “Y por supuesto, su artículo no está completo si no la llevamos a dar una vuelta”.

Gulp. Avionetita, frágil, frágil como la vida, cielos. Y el vientazo de septiembre, los vientos de Santa Ana. Gulp y doble gulp.


Claro, a toda acción corresponde una reacción de la misma magnitud pero en sentido opuesto. Y a mi férrea muestra de valor, la recompensa: desde arriba, la hermosa Ciudad de Ángeles.


El puerto de Los Ángeles

La bahía de Long Beach



El freeway 5, el Este de Los Ángeles

El estadio de los Dodgers (dedicatoria especial para Jazmín)

El centro de Los Ángeles



...y por allá atrás, cerquita del letrero de Hollywood, mi casa…

Por supuesto, se aceptan aplausos.

domingo, septiembre 23, 2007

Recado de adiós a Bip

Era mayo del año 2000, Diego y yo llevábamos un año viviendo juntos y la vida sonreía; y para ponerle la cereza al pastel, Marcel Marceau fue a México, al Teatro Metropólitan, festejando sus 50 años como mimo.

La primera parte del programa fue una representación de Los Siete Pecados Capitales. La pereza, un hombre que detalladamente se arregla para salir a trabajar, para simplemente quedarse sentado, todo flojón. La lujuria personificada por un pintor y una modelo; la envidia de un escultor que cela el trabajo del otro; la gula, la avaricia, la ira, y una pieza maestra: la soberbia, un general que es derrotado en un juego de ajedrez por un soldado de rango inferior.
Luego, otros números: el sensacional Caminando contra el Viento, y la mejor de sus creaciones: El Hacedor de Máscaras. Entonces te tenías que volver un hacedor de máscaras tú también, porque de la emoción no sabías si reír o llorar.
Todos hemos tenido de esos momentos, ¿no? Cuando sabes que eres privilegiado porque estás viendo algo que vas a recordar toda la vida, porque sabes que el momento va a quedar congelado en tu mente hasta que el Alzheimer haga el último intento por jaloneártelo.
Gracias por eso, maestro Marceau.

sábado, septiembre 22, 2007

Recado regañón

¿Así que usted, querido lector recadero, pensaba que había llegado al Rincón del Recado? No, no, no, no se ha fijado bien: está usted en el Rincón del Regaño. ¡Exacto! No hay mejor lugar para regañar a alguien que el Rincón del Regaño. ¿Tiene usted un regaño para alguien? ¡Por favor, no sea tímido! Déjelo aquí y me cae que el mundo se enterará, claro que sí, cómo no.
¡Venga de ahí!

jueves, septiembre 20, 2007

Recado que no cabe de la indignación

El sábado 15 de septiembre me tocó vivir un episodio indignante. Pude experimentar directamente la cerrazón de un gobierno que, sabiéndose ilegítimo, pasó por encima del pueblo al que dice representar, violó las reglas básicas de la política y dio una muestra la era de autoritarismo que nos espera.
No sé si algunos de ustedes ya hayan leído o visto algo sobre la valla de banderas tricolores, según mis estimaciones de entre cuatro y seis metros de alto, que el Estado Mayor Presidencial (EMP) utilizó durante la ceremonia del grito para tapar a la gente que estaba en la plancha del zócalo. Las imágenes aéreas que pasaron en la televisión o se publicaron en algunos diarios hacen que se vea como un detalle “lindo”, algo decorativo. El monero Magú en Sacatrapos incluso se echó la puntada de decir que había sido una manera de dividir a los “azules” de los “amarillos”. La realidad es que vistas desde abajo, las banderas formaban un altísimo telón que sirvió de fondo para la representación teatral del chapelén (modismo recién descubierto por la Chilangelina para referirse al chaparrito-peloncito-delentes).

Yo estuve ahí, y nunca me había dolido tanto ver el descaro de un gobierno para no ver y no oír a su gente.
El primer cuarto de zócalo, el cercano al balcón presidencial, fue cerrado al público desde un día antes y por la noche del 15 lo ocuparon EMP's vestidos –disfrazados- "de civil": con una mochilita o un jorongo, con sombreros de paja que decían “viva México cabrones” recién comprados; con sus gorritas de los Pumas o sus chamarras “comunes”, pero con sus cortes de pelo “de casquete corto” y su “chícharo” en el oído.

Ellos ocuparon el área que en muchos espacios se dijo, estaba reservada para “los panistas”; el resto de la gente se quedó atrás, entre ellos los que le iban a protestar al chapelén, pero también gente sin preferencia política que sólo llevaba a sus hijos a ver al presidente dar el grito.

Cuando el chapelén salió al balcón, sobre la valla metálica aparecieron las enormes mantas tricolores que formaron un muro entre la gente de atrás, muchos de ellos con pancartas de apoyo a López Obrador, y los militares de adelante. Ni el chapelén nos podía ver a nosotros, ni nosotros a él. Pero sobre todo, las cámaras no podían ver los cientos de carteles en repudio al espurio. Ni los veo ni los oigo, y además les echo una cobija encima para que nadie más los vea (aunque sé que en la transmisión algunos se alcanzaron a oír; a ver si no corren otra vez al de Cepropie).

Yo iba con mis amigas, llevábamos una manta enorme que intentamos alzar cuando el chapelén apareció en el balcón. La manta no era partidista, no tenía colores, no era en apoyo de López Obrador. Decía simple y llanamente RATERO, letras negras sobre fondo blanco. Al momento en que empezamos a extenderla, EMP's infiltrados entre la gente nos la arrebataron de las manos y la rompieron. La sorpresa de que alguien desconocido saliera de atrás, así nomás de la nada, para agredirnos directamente, sólo fue superada por la indignación cuando vimos aparecer los velos tricolores y a los milicos disfrazados agitando banderitas todas iguales.

Luego pasó algo bien conmovedor: la gente se le fue encima a los tipos para arrebatarles los trozos de manta, que después insistieron en levantar, así, toda rota. “TERO”, se leía en uno de los pedazos, el que no se alcanzó a extender antes y por tanto quedó más o menos entero. Unos chavos jalaron unos palos y amarraron la manta, que con toda dignidad ondeaba al son del Himno Nacional desafiando la escenografía del espurio.



Minutos más tarde, los “panistas”, los milicos disfrazados, salían en fila india para subirse a camiones del EMP. Entre ellos iba un fulano que me jaloneó la manta a mí.


En esta ocasión, olvidémonos de partidos. Olvidémonos de preferencias políticas, olvidémonos de clasismos. Esto va más allá. El sábado por la noche vimos una muestra de la manera en la que Calderón gobernará los próximos cinco años: “tapando” los problemas para que no se vean en la tele, en lugar de enfrentarlos. Ignorando a quienes le señalan sus errores, a quienes le cuestionan. Inventándose a sus seguidores, porque no puede reunir a un grupo suficientemente grande para que se vea en primera fila lanzándole loas. Disfrazando a sus hijos de militarcitos, dejando ver su tendencia fascista, autoritaria, de mierda.

Sin sorpresa, pero con rabia, descubrí que al día siguiente los medios hablaban de una ceremonia “pacífica”, sin hacer alusión al velo tricolor, a la escenografía. La Jornada, excepción de siempre, publicó una crónica bastante buena; el diario El Centro publicó algo también, y yo envié una notita a mi periódico. La Concharra se echó un post superbueno en su blog, y EmeEquis incluyó una crónica en su Página en Blanco. Pero fuera de eso, no he visto mucho más.
No se vale que ignoremos algo así: la factura nos llegará tarde o temprano, y nos llegará a todos.

*Fotos: Héctor Vivas y Chilangelina

sábado, septiembre 15, 2007

Recado cursi y patriotero

Amo a este México.


El México de los tiempos idos y los tiempos por venir.

El México patriotero que se pinta tricolor un día y que se vive medio gris y medio rojo quemado todo el año

El México de jodidos, el de la chinga diaria…


…y el de las pequeñas alegrías que hacen que uno la vaya pasando.


Amo cada uno de los Méxicos…



…cada uno, de verdad.

No es la distancia, lo juro; es esta cosa que me corre por las venas en todo momento, hasta para voltear al cielo, para mentar madres y para rezar.



No sé qué tipo de amor es el amor que uno tiene por su tierra. Sólo sé que lo traigo tatuado en los genes, junto con la piel morena de mi gente y el olor a sudor en el metro, con los cielos cargados de nubes de Gabriel Figueroa, los rehiletes que venden en Chapultepec, las filas de gente malencarada buscando llegar a la quincena, las sonrisas de los chavos albureros, las miradas de los chavitos chemos, los elotes con mayonesa y queso, la granada de los chiles en nogada, los niños llenos de mocos corriendo alrededor del organillo y arrastrando los pies al son de la banda de guerra.

Viva México; cómo no.

domingo, septiembre 09, 2007

Recado de bienvenida

Para una chilanga de corazón, la mejor manera de sentirse bienvenida de regreso es del lado izquierdo del avión y con el cielo más o menos despejado.


A ver, chilangos y no chilangos, vamos a ver si es cierto que son muy acá. Como ustedes saben, la mayoría de los vuelos que llegan a la Ciudad de México entran por el noroeste, hacen un chanflecito justo a la altura del Bosque de Chapultepec, y luego le dan directito hacia el oriente.
Ahí les van unas fotitos de esa llegada en orden cronológico.





Ahora, ahí va la trivia: las fotos no son muy buenas, fueron tomadas desde el avión, pero vamos a ver cuántos de ustedes pueden identificar los siguientes puntos de interés en la ciudad (denles click para verlas más grandes). Corre tiempo:






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Tiempo!!

Ahí les van:

1- Galería de Historia, mejor conocida como Museo del Caracol.
2- Castillo de Chapultepec
3- El monumento a los Niños Héroes
4- La Victoria Alada, mejor conocida como El Ángel de la Independencia
5- El Cerro del Chiquihuite
6- La Torre de Pemex
7- La Torre Mayor
8- La Torre de Banobras
9- El WTC, antes el Hotel de México
10- El Poliforum Cultural Siqueiros
11- La nueva sede de la SRE, en la Plaza Juárez
12- La Torre Latinoamericana
13- La Catedral Metropolitana
14- El Palacio Legislativo de San Lázaro
15- La Terminal de Autobuses del Oriente (TAPO)

miércoles, septiembre 05, 2007

Recado en el blues

A veces me pongo a pensar: si pudiera escoger un escenario en dónde morir, ¿cuál sería el mejor? Tengo una lista chiquita que incluye algunos.
Hoy le sumé otro: sentada bajo las estrellas oyendo a B.B. King.


lunes, septiembre 03, 2007

Recado misceláneo

A ver pues, asuntos varios:

1. Castigo de Dios.
Los Ángeles se portó mal.
Primero el alcalde Villaraigosa engañó a su esposa con la periodista esa, Mirthala. Luego fue justo aquí donde la banda se descuidó y apañaron a la Elvira Arellano. Por si fuera poco, después de todo lo que pagaron para traer a David Beckham a jugar a esta ciudad, la semana pasada pierde el Galaxy ante el Pachuca.
Por todo lo anterior, Dios está muy enojado y ha decidido matarnos enviándonos una ola de puto calor.


2. Atenta invitación.
En los comentarios del post de Elvira Arellano me di cuenta de que muchos comentadores del recadero tienen una experiencia migrante que compartir. Este blog los invita a que posteen en sus propios blogs esas experiencias. Ha sido muy interesante para mí ver cómo la migración resulta tan cercana a muchos de nosotros, y a veces no lo sabemos. Particularmente conmovedor me resultó el relato de Pillo, ojalá pronto lo veamos como post. Y la anécdota de Irenita, quien estando en Europa seguramente también nos podría hablar de ese ángulo del tema, al igual que Tazy, que algo sabe de lo que ocurre en España. Pelos Briseño está en Ciudad Juárez; El Tino dijo tener familia del otro lado… ahí hay un tema, y el que tiene información de primera mano tiene la obligación de compartirla.

3. De cómo la Chilangelina es presa fácil de la publicidad.
En el noticiero de las noches pasan bien seguido un comercial de una de esas empresas que por internet te contactan con el amor de tu vida. Mientras vemos testimonios de parejas amorosas que se conocieron gracias a esa madre, oímos este bonito tema:
El otro día me desperté cantándolo, y lo que es peor, bailándolo. Ahora cada que lo oigo me dan ganas de agarrar a mi marido y llevarlo a que se case conmigo otra vez. Uy.

4. Se entregan recados.
Si alguien tiene algún recado para BB King me lo pueden entregar a mí, que yo lo voy a ver este miercoles en la noche...