miércoles, diciembre 31, 2008

Recado para el año que se va

Estimado año 2008:

No te ofendas si te digo que me da gusto que te vayas. La verdad es que trajiste cosas buenas, pero caray, también te esmeraste en las no muy buenas. Tuviste a bien demostrarnos que la globalización no sirve sólo para que empresas ricas le den empleos miserables a trabajadores pobres, sino también para que dichas empresas dejen de ser ricas y con ello los pobres trabajadores se vuelvan aún más miserables.

Tu álbum fotográfico no es precisamente de lo más lindo. Aunque estéticamente un glaciar derritiéndose puede resultar sublime, tú sabes perfectamente que esa no es la imagen que quisiéramos ver. En la ciudad donde vivo el verano fue un infierno y ahora el invierno está siendo dos. Las montañas se quemaron en pleno otoño y la nieve cayó en Malibu en pleno diciembre. No llueve, y cuando llueve, no para en tres días. Y en mi país la cosa no estuvo mucho mejor.

Mis amigos se están quedando sin empleo. Los de aquí, con los que compartí la mesa y la silla, la comida, la charla y la experiencia durante cuatro años; gente preparadísima que hoy se sienta en su casa con su etiqueta de “sobrecalificado” colgando de un brazo. Y mis amigos de allá, que temen enfrentar la misma suerte: se ven tentados a aceptar un empleo en el que ganarán lo mismo que ganaban hace diez años, porque tal vez sea el único que haya.

Yo tengo suerte: tengo empleo en lo que me gusta, aunque no lo puedo hacer como me gusta porque nadie que escriba porque hay que llenar páginas hoy y punto puede hacer gran cosa a profundidad. Como hace muchos años no lo hacía, cuento la vida por quincenas, sabiendo que si el viernes sale mi cheque y no mi liquidación, es señal de que seguiré teniendo empleo quince días más.

A lo largo de tus meses te encargaste de recordarme que los retiros que tomé por adelantado del banco de mi salud cuando tenía veintitantos, se cobran con intereses a los treintaytantos. Lo entendí a la primera, no tenías que esmerarte tanto. Lo chistoso es que la lección más importante derivada de ello es no tratar de hacer más que lo humanamente posible, pero hoy para sostener un hogar, eso es lo mínimo que uno tiene que hacer.

Por primera vez desde hace mucho tiempo lloré al escuchar una noticia. Nunca me imaginé que un atentado en contra de gente ajena a la perversión de la política pudiera teñir de rojo el suelo de mi país. En otros años nunca hubiera pensado que los ejecutados se contarían por miles, que serían cosa de todos los días, que un hombre sin cabeza se convertiría en algo que se puede encontrar en la casa de al lado.

En el país donde vivo los ataúdes continúan regresando rellenos de cadáveres de 21, 22, 23 años, mientras Osama Bin Laden se muere de la risa al ver cómo el imperio se persigue la cola.

Ya sé, ya sé tu respuesta: también está todo lo bueno. El 1 de enero amanecí viajando; fui al centro, al norte y después al sur; me tocó ver de cerca el fino tejido de un proceso democrático que se convirtió en un parteaguas para la historia de este país, tal vez del mundo. Vi, viví, aprendí, comí, conocí, reí muchísimo; tuve la oportunidad de ver a mis amigos y a mis queridas amigas, las de casa y corazón, y también de sentarme una noche a beber vino y ver actores con mis amigas de mi nuevo hogar. Tuve a mi hijo junto a mí dándome lecciones de lo que es convertirse en hombre, y tuve a mi maravilloso hombre a mi lado, prestándome sus brazos cada mañana para recargar las pilas y salir a enfrentar el día. Tuve a mi madre y a mi hermana cerca; tuve la oportunidad de mudarme a un espacio físico más grande, de expandir mis posibilidades profesionales, de crecer como persona y de ejercitar la humildad.

“Cuánta ingratitud”, estarás diciendo. “Sólo me culpas de lo malo, ¿por qué no empezaste por lo bueno?”, seguro piensas.

Te voy a decir por qué: porque en este momento, a punto de empezar un nuevo año, quiero creer que todo lo bueno seguirá aquí cuando te vayas; que eso no depende de ti, sino de nosotros. Quiero creer que lo malo sólo duró un año, y que ahora que no estés se irán contigo la injusticia y el desempleo; que el verano volverá a ser soleado pero traerá una brisa fresca, y en el invierno nadie morirá por un exceso de viento helado. Que la salud de cada quien dependerá de su estado de ánimo y de la edad de su corazón; que la gente irá a trabajar cada día porque quiere, no porque anhela recibir un cheque con un número en él. Quiero creer que contigo se irán los cadáveres y que nunca un joven en edad de ir a la escuela tendrá que limpiar un fusil.

Me da gusto que te vayas porque sé que si te vas y nosotros seguimos teniendo esperanza, si seguimos riendo, viviendo, aprendiendo, conociendo, el poder de lo bueno está en nuestras manos. Espero con ansias el 2009 como se esperan los cuadernos nuevecitos el primer día de clases; preparo mi pluma de tinta negra, la que escribe bonito, para llenarlas con mi letra más parejita y redonda.

No te ofendas; nomás ya vete. No te quedes más que en nuestra memoria como una lección para no olvidar, como un año que no queremos repetir, como un recordatorio de cuánto tenemos que arreglar. Nosotros aquí, con todo lo bueno, con lo que sí es nuestro, nos encargaremos de que el 2009 sea el mejor año de nuestra vida.

martes, diciembre 23, 2008

Recado de los abrazos

“Me compré un tango 

en el kiosco de adioses 

del aeropuerto”

-Mario Benedetti, Rincón de Haikus.

 

La semana pasada llegó mi madre a visitarme con motivo de las famosas fechas navideñas. Mientras esperaba a que llegara su avión me puse a ver a todas las personas que iban llegando; muchísimas, obviamente por la temporada.

Nada más chingón que las salas de llegada de los aeropuertos. Las de salida son de la chingada, nomás anda uno viendo las lágrimas y los buches atragantados de la gente. Ah, pero las salas de llegada son la onda: hombres y mujeres que brincan al recibir a sus padres ancianos, y los padres con cara de sorpresa por ver a los hijos todos adultos. Niñitos que corren, a riesgo de ser arrollados por una maleta samsonait, para abrazar a su papá. Novios que se ven indeciblemente ridículos sosteniendo unas florecitas mientras ven ansiosos a los que salen, pero que se convierten en apuestos romeos en cuanto la destinataria del regalo aparece en el corredor. Abrazos, chingo de abrazos por todos lados: dos amigas que se encuentran y se abrazan y se ven y se vuelven a abrazar; parejas que se funden en un abrazo sin importar si impiden el paso de los demás; hombres que pierden el pudor llorando al abrazar a una anciana que llega de no sé dónde.

Particularmente me llaman la atención los orientales: en estas fechas llegan muchos aviones de China, de Tailandia, de Corea y de Vietnam con gente que viene a ver a sus familiares. Entonces los orientales, que habitualmente son tan sobrios, tan poco expresivos, se vuelven todos sonrisas y cambian las reverencias por carreritas de pasos cortos y rapiditos para lanzarse en brazos del ser querido que llegó. Los más osados incluso se animarán a alzar en brazos a alguna jovencita largamente extrañada.

Los latinos, por otra parte, ruleamos. Apenas aparece una anciana por el pasillo jalando un maletón, y una runfla de chamaquitos se le deja ir encima soltando “¡abuelita!” a diestra y siniestra. El aeropuerto completo se entera de que ya llegó la abuelita de Zacatecas, y también nos enteramos de los nombres de los hijos que vinieron por ella, y de los que no vinieron, y de los que fueron a dejar a la abuela al aeropuerto de Zacatecas. Pero qué sabroso.

Curiosamente entre abrazos y abrazos, los llenos de brinquitos y los largos y pausados, recordé aquellos abrazos que no se pueden dar y de los cuales esta ciudad también está tan llena. Hace unos días hablé con un par de hombres que guardan sus abrazos desde hace años, con la esperanza de algún día poder darlos.

Uno de ellos es Luis. Este hombre de 34 años, que lleva cinco de ellos viviendo indocumentado en Los Ángeles, esperaba que esta fuera la mejor de las navidades en mucho tiempo. Después de reunir algún dinero hizo los arreglos para que un coyote trajera a su esposa desde Guatemala; el plan era que para el 24 de diciembre ella ya estuviera aquí. Todo marchaba de acuerdo con el plan, hasta que a ella la detuvo la “migra” en Arizona y fue deportada. “Yo tenía la esperanza de pasar la Navidad con ella, y pues mire, mala suerte, el destino, no sé”, me dijo el día que lo entrevisté. “Así le pasa a muchas familias, aunque sé que es peor para aquellos que pierden a un ser querido”, agregó a manera de consuelo.

Una situación diferente, aunque con el mismo resultado, es la de José. Originario de México, este jornalero ha pasado 22 de sus 57 años de edad en Estados Unidos. No tiene documentos, así que nunca ha regresado; acá estuvo cuando sus padres enfermaron, cuando murieron, cuando nacieron sus sobrinos. “Es parte de lo que tiene uno que pagar”, me dijo resignado. “El buscar el sueño de la prosperidad implica pagar precios muy caros, precios irremediables. Mis padres fallecieron los dos y no pude ir ni en el lecho de muerte; eso se le queda a uno grabado para el resto de su vida”. Según José, su Navidad ideal sería ir a ver a sus hermanas. Conoce a sus sobrinas por fotos y videos, “pero la sangre es la sangre”, dice con una certeza que apabulla.

Cientos de miles de personas que viven en este país llevan años sin dar sus abrazos contenidos por la falta de un papel: ellos no pueden ir a casa, los de casa no pueden obtener una visa para venir. Estando en el aeropuerto pensé en Luis, en cómo habrá imaginado el abrazo que le iba a dar a su esposa cuando se la entregara el coyote: supongo que uno de los abrazos largos y pausados, en los que el tiempo se detiene. Pensé en los que dará José a sus hermanas, a sus sobrinos, cuando los pueda ver: seguro serán de esos abrazos ruidosos, en los que todos los nombres sonarán al mismo tiempo, y las risas, y las lágrimas; segurito.

Me imaginé cómo se vería esta ciudad, este país, si en medio de la noche prendiéramos una lucecita por cada abrazo que nuestros migrantes no han podido dar. Cuánto cariño en pausa guardan en su corazón; cuántos abrazos dormidos, hibernando, esperando a que llegue el día. Cuánto maldito dolor, cuánta resignación, cuanta fortaleza de carácter; qué hombres y qué mujeres tan grandes ha dado nuestra tierra sólo para verlos partir.

Cuando vi llegar a mi madre por el corredor me acerqué con mucha calma y le di un solo abrazo, bien largo y bien fuerte.

domingo, diciembre 14, 2008

Recado que… ¡Jajaja, un zapatazo!

¡Jooooooooojojojojojojo, de hecho fueron dos! No, olvídense del post que estaba escribiendo, lo del zapatazo es infinitamente más relevante. Ya sé que la mayoría ya debe saberlo y tal vez ya lo vieron, ¡pero por favor! Este recadero tuvo su domingo completo, y sólo por eso lo pondremos una vez:



Y otra:



Y otra:



Qué buenos reflejos tiene el güey, se nota que está acostumbrado a que le avienten madre y media.


¿Se dan cuenta de que ya se va? ¡Ya se vaaaaa, ya se va el imbécil! (Para mayores informes, vean mi relojito este de aquí al ladito ------->).


domingo, diciembre 07, 2008

Recado personalazo

(Advertencia: Recado personalazo, dije. O sea, puede brincárselo e ir a ver un noticiero, para que sepa lo que es emoción de la buena).


Las dos semanas anteriores han sido interesantes. Si alguien aún viene a este recadero abandonado, habrá notado que desde hace un rato no hay mucha novedad por acá. Creo que desde que arrancó este blog hace dos años y medio, esta es la ocasión en que más tiempo ha estado estático, y prometo que en la medida de lo posible no volverá a ocurrir.


Resulta que he estado subida en una montaña rusa. Por ahí del veintitantos de noviembre andaba yo feliz de la vida, con tres proyectos enfrente. Estuve trabajando algo sobre menores migrantes que son deportados, y tras hacer un par de artículos “a distancia”, finalmente iba a ir a visitar una casa de menores migrantes en Tijuana. Mi otro proyecto chido era mi visita a la FIL, del 3 al 8 de diciembre. El tercero, mi participación en un blog sobre migrantes que acaba de abrir El Universal, y al cual me invitaron a participar.


El día que iba hacia Tijuana, y que era también el día que se lanzaba “Migrantes”, justo con una colaboración mía, me empecé a sentir mal en cuanto salí de mi casa. Inició con latidos muy fuertes del corazón y entumecimiento de las manos, y terminó en la sala de emergencias del hospital, inconsciente y con diagnóstico de una taquicardia muy severa que pudo haber sido bastante peor. No relataré detalles, pero el mismo día en la noche, ya en casa, estaba verdaderamente asustada.


Este tipo de cosas te sacuden todo. Te pones a pensar qué estás haciendo bien y qué mal, qué tanto te estás cuidando, cuáles son tus prioridades. Revisas tu situación práctica y haces un recuento de esos que yo pensaba que sólo hacen los viejitos. Dos días después fue el Día de Acción de Gracias, la celebración más importante del pueblo estadounidense, que independientemente de su origen, a mí me parece muy linda porque no tiene un vínculo con ninguna religión; ese día todos en este país, a pesar de sus muy diversos orígenes e historias, hacen un alto para agradecer las bendiciones recibidas durante el año. Evidentemente para mí este año tuvo particular significado. (Cenamos ese día en casa y tuvimos la suerte de tener la visita desde Phoenix de Ijon Tichy y su familia, que nos hizo aún más sabrosa la velada).


Debido a la semana feriada mi médico no estaba en la ciudad. El lunes pasado tuve que tomar una decisión: ver a un especialista en la única fecha que tenía disponible, y con ello cancelar mi viaje a la FIL, o ir a la FIL y ver al especialista a finales de diciembre. Quienes más o menos me conocen sabrán qué fue lo que decidí, pero también sabrán que lo decidí en contra de mi naturaleza que siempre me lleva a estar en todos lados porque, como suelo decir, “ya tendré tiempo de dormir cuando me muera”. Nomás que ahora sí me andaban tomando la palabra.


No ir a la FIL me pegó muy duro por dos razones. Obvio, porque quería ir –tenía programada, entre otras cosas, una entrevista con Pérez-Reverte -, pero sobre todo porque es la primera vez que yo tengo que cancelar algo por lo que he trabajado, por motivos de salud. Andaba en el super blues cuando de pronto, ese mismo día, me llegó un mail. Resulta que me dieron una beca para un taller de una semana en la Universidad de Berkeley, al cual le traía muchas, muchas ganas. Así que en un ratito ya andaba sonriendo otra vez, aunque con cautela por aquello de la emoción.


El rollo anterior obedece a lo siguiente: una vez más me di cuenta de que siempre que algo me pega, algo más me levanta. Uta, es la historia de mi vida, dije. Pero no, yo creo que es la historia de la vida de todos nosotros. Es la vida, ¿no?, que te pone y te quita para que cuando no haya, aprecies el tiempo en el que hubo, y para que cuando haya, lo sepas valorar. Sé que lo he dicho en otras ocasiones, pero pues ni modo, el mensaje se repite y yo de chismosa lo ando regando por todos lados.


Durante estos días, en los que he estado muy asustada pero también muy consciente de mí misma, lo que más me sorprende es mi gente. Mi esposo y mi hijo, que no me explico cómo pueden ser tan alivianados teniendo que lidiar conmigo, qué horror. Mis increíbles amigas, que siempre están ahí: al teléfono, en el Facebook, por el messenger, hasta por telepatía. Mucha gente que se enteró ha sido supersensible y me ha estado llamando; no hay mejor terapia que saberte querido, valorado, y apapachado.


Sobre lo que ocurrió ese día, sólo diré que al parecer tengo un pequeñitito defecto de fábrica en la maquinaria cardiaca y que aprendiendo a identificar cuándo va a empezar a dar lata podré evitar que siga haciéndolo. Eso no significa que se me haya quitado el susto, nada de eso. Hace un par de días de pronto empecé a sentir que se me entumían los dedos del brazo izquierdo. Me apaniqué un poco y a los minutos ya no sentía la mitad del brazo. Me empezó a faltar el aire. Sentía una opresión en el pecho. Estaba en la computadora, así que “guglié” “arm numbness” y el resultado fue “You are having a heart attack, call 911”. Llamé al 911 y a los tres minutos estaban entrando a mi casa SEIS paramédicos de los bomberos y les juro, les juro, les juro que los seis estaban como este. Me subí a una ambulancia por primera vez en mi vida y llegué al hospital. El diagnóstico: un ataque de ansiedad. Todavía estoy bien sacada de onda.


Dice el cardiólogo que mi corazón está entero, y el tipo que me hizo el ultrasonido me dijo “you have a beautiful heart”. Mi teoría es esta: vino la Flaca, me echó una miradita, y ella también se dio cuenta de lo del beautiful heart. Y nomás por eso, decidió que regresa dentro de cincuenta años.

jueves, noviembre 27, 2008

Recado de "tenksgivin"

Muchas cosas para estar agradecida este año.
Yo sinceramente lo estoy.

domingo, noviembre 23, 2008

Recado pa’ que te cases

Para la Gaviota, por valiente.


Nada; que este recadero ha estado muy solemne. Pongámosle un poco de diversión y hagamos lo siguiente:


1- Agarren a su pior es nada de preferencia: él, ella, indeciso, gordo, flaco, como sea; el caso es que sea alguien que haga que se les afloje la ropa interior, si es que usan.

2- Corran a una agencia de viajes o a un sitio web que venda boletos baratitos.

3- Compren dos pasajes con hotel incluido a Las Vegas. 


Mientras más decrépito y kitsch sea el hotel, mayor diversión garantizada.


4- Beban hasta que vean borroso. Si ya ven borroso porque son miopes, beban hasta que oigan borroso.

5- Plántele un beso a su el/la/lo pior es nada y llévelo a contraer matrimonio (jojo, contraer, como las enfermedades). A elegir:


a) Capilla blanca inmaculada cursi como de película mala del canal cinco de Televisa.



b) Capilla que hace homenaje al grito de Dolores. O a Alejandro Graham Bell. O al Taco Bell.

 


c) Capilla de nombre impronunciable. Note usted la oficina de abogados justo a un ladito.



d) Capilla Hollywood que pasa a segundo plano. Lo importante es que usted se hospede en el Holiday House, porque seguramente nadie más tiene cable gratis. Ya después puede usted irse a casar.


e) Si lo suyo son las bodas temáticas, consígase un traje de Elvis y aquí lo esperamos. Viva Las Vegas, ey.


f) ¡Un clásico! La Little White Chapel, donde se han casado famosas estrellas como Joan Collins y Michael Jordan. ¿Qué espera? Felicidad garantizada.


g) Si la cosa es que ya le urge, venga y cásese aquí: "I do" Wedding Drive Thru. Ni se baje del carro, pues. (¿Anillos y votos matrimoniales extra grandes por 1.25 dólares más?).

h) Si usted quiere compartir su felicidad con el mundo, GRATIS su boda en internet. Vamos, no sea tímido: si lo sabe el empleado que gana 10 dólares la hora por dar actas de matrimonio exprés, que lo sepa el mundo.



6- No se preocupe por lo que dirán los demás: mientras no se haga un tatuaje, lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas (espero).

domingo, noviembre 16, 2008

Recado misceláneo de semana difícil

1- Otra vez los incendios en California. Esta vez me tocaron bien cerquita. Me tocó ir a cubrir a los desplazados de un área de Los Ángeles que se llama Sylmar, al pie de unas montañas. 600 casas se quemaron, muchas de ellas eran de personas retiradas; ancianos, pues.

Estaba en el albergue a donde los desplazaron cuando llegó un bomberote con la cara enrojecida y rastros de ceniza por todos lados, a poner en un pizarrón el nombre de una calle y unos números: 211, 219, 226, etcétera, once números. La gente se reunió alrededor del pizarrón. El tipo dijo: “Esta es la dirección de las casas que se salvaron. Todo lo demás ya no existe”. 600 casas.

Un viejito preguntaba: “Oiga, ¿y en la calle Sycamore?” y le daba el número de su casa al bomberote. Con todo  lo cansado que estaba, el tipo volteo y con toda la ternura que le fue posible, le dijo: “Lo siento, no lo tengo en esta lista”. “¿Y si no lo tiene es que ya no está, ¿verdad?”, dijo el hombre con voz bajita, sin llorar, sin nada. A mí se me partía el alma, quería llorar por él. Más tarde me contó que alcanzó a sacar de su casa su trompeta, sus palos de golf y unas fotos. Sus únicas pertenencias a los ochenta y tantos años.

 

2- Yo sé que en todo el mundo los bomberos se rifan, yo lo sé. Pero si alguien vive o ha vivido en el sur de California, sabrá que los hombres que trabajan aquí como bomberos no tienen comparación. En pocos lugares llegan estos incendios que devoran todo a su paso durante días; y durante días nuestros bomberos de California están ahí, día y noche. A veces pasa más de una semana y las montañas siguen ardiendo; paradójicamente el espectáculo es bellísimo. Y uno sabe que ahí están, cuando a los que estamos en la comodidad de nuestra casa nos llega el reporte de que apenas 40% del fuego está contenido.

 

Me cae que yo sí les tengo un respeto bien cabrón.

 

3- A riesgo de verme frívola como la madre: además de rifados, los bomberotes están bien, bien guapos. Me sentía terrible porque, en medio de la tragedia, no podía dejar de notarlo. Son más o menos así, sólo que con camisa para que no se les queme el pechito.

 

Madre mía.

 

4- Pasando a otra cosa: como que la euforia del triunfo de Obama no me había dejado celebrar lo otro, que ya mero llega: ¡Ya se va el imbécil!

Liniers hizo esta tirita:

 


5- También me mandaron esto, que me encanta. Lo dejo en inglés para no quitarle el sabor:


 The old man and the marine in the White House

One sunny day in January, 2009 an old man approached the White House from Across Pennsylvania Avenue, where he'd been sitting on a park bench. He spoke to the U.S. Marine standing guard and said, "I would like to go in and meet with President Bush."
The Marine looked at the man and said, "Sir, Mr. Bush is no longer president and no longer resides here."
The old man said, "Okay", and walked away.
The following day, the same man approached the White House and said to the same Marine, "I would like to go in and meet with President Bush."
The Marine again told the man, "Sir, as I said yesterday, Mr. Bush is no longer president and no longer resides here."
The man thanked him and, again, just walked away.
The third day, the same man approached the White House and spoke to the very same U.S. Marine, saying "I would like to go in and meet with President Bush."
The Marine, understandably agitated at this point, looked at the man and said, "Sir, this is the third day in a row you have been here asking to speak to Mr. Bush.  I've told you already that Mr. Bush is no longer the president and no longer resides here.  Don't you understand?"
The old man looked at the Marine and said, "Oh, I understand.  I just love hearing it."
The Marine snapped to attention, saluted, and said, "See you tomorrow, Sir".


6- Que tengan feliz semana de puente en México y de incendios en elei.

domingo, noviembre 09, 2008

Recado misceláneo empachado

Para el Tattoo Hunter, porque me cae rebién que sea tan clavadazo en la gabachopolitik.

(Advertencia: este recado quedó largo y tiene pocos "muñequitos". Si les da hueva leer todo, vayan directamente al video del final, que no se pueden perder por nada del mundo). (Actualización: ya me dijeron que el maldito video no se ve fuera de Estados Unidos y no lo encuentro en YouTube. Ok, vayan al blog del Sandía, allá sí hay hartos dibujitos).


De acuerdo con la RAE, estar “empachado” es estar indigesto. Así me siento informativamente: campaña, viaje a Phoenix a cubrir al candidato loser, o sea el McCain; repunte de Obama, caída de avión; muerte de Mouriño, triunfo de Obama; regreso a Los Ángeles, la Proposición 8 se aprueba en California; manifestaciones, despidos en mi periódico, frío, calor, poco tiempo para lavar ropa… por favor, alguien páseme un Alka Seltzer.


1- Estuve en la capital de Arizona cubriendo al candidato perdedor. Me bastó un día y medio para entender por qué perdieron. Además del factor Obama, de la esperanza, de los ocho años de rebuznos del imbécil, de la elección de señorita Wasilla como candidata a la vicepresidencia, seguro que al fracaso rotundo de la campaña ayudaron los tipos que estuvieron a cargo de la prensa y que resultaron ser muy desorganizados, muy poco atentos, y poco conscientes de la chamba que le toca hacer a uno.

Incluso con los invitados a su fiestaquealfinalnofuefiesta, fueron descorteses. Después de hacerlos esperar casi dos horas para trasladarlos al club superexclusivo donde fue el evento, y al que no te podías acercar en tu auto sino en camioncitos como de juguete que transportaban a la gente de 20 en 20 (ajá, 6 mil invitados más la prensa, hagan cuentas), cuando los hicieron pasar al lugar donde McCain dio su muy decente discurso de concesión, los hicieron atravesar por un campo de golf a obscuras. Fue muy divertido ver a las rubias con sus collares de perlas tratando de sacar sus tacones del pasto, que quedó lleno de hoyos. Una tipa lloraba diciendo “dicen que Obama ya ganó en Florida”, con sus taconzotes en la mano. Ay pero qué patético.


2- Pues nada, que Obama ya hizo historia, ey (¿se acuerdan de este recado? Brrrrrr). Interesante ver el despliegue mundial de la noticia. Chéquense algunas de las portadas de los diarios más importantes del mundo publicadas el día siguiente AQUÍ.

Yo alucino los encabezados obvios: “Gana Obama”. Duh! Si para el miércoles que sale el periódico hay alguien que aún no lo sabe, no merece saberlo. Pero hay algunos que me gustan, como este:


 


Porque esa, my friends, es la nota.

Por lo demás, lo he dicho y lo repito: no basta con que llegue un demócrata a la Casa Blanca; falta que se comporte como tal.

 

3- Del asunto Mouriño estoy un poco harta. Me molesta que haya ocurrido, y que haya ocurrido donde ocurrió, pero sobre todo cuando ocurrió. Me molesta que lo hayan vestido de accidente, y de héroe, y de mártir, y de casi única víctima. Me molesta muchísimo que en su funeral, su féretro haya estado delante de los demás, como si los otros no tuvieran familias e hijos que los estuvieran llorando, como si no hubieran muerto “sirviendo al país” (whatever that means). Podría decir más, pero lo que pienso lo dijo inmejorablemente el siempre acertado Blas. Vayan pa’llá.


Además ps era un pedazo de carne, y hay que respetar.

 

4- Hace unos meses, en este recado, contaba yo lo orgullosa que me sentía de vivir en California, justo cuando la Suprema Corte del estado eliminó la prohibición a los matrimonios entre personas del mismo sexo. El 4 de noviembre pasado ese orgullo se fue por la cloaca cuando fue aprobada la Proposición 8, una iniciativa llevada a la boleta electoral por los grupos conservadores para volver a prohibirlo. Ésta pasó con un 52.2% de los votos, y con mucha pena digo los grupos étnicos que votaron mayoritariamente a favor de la prohibición, fueron los negros y los latinos. Paradójico: el mismo día que el país avanza por elegir a un presidente que es parte de una minoría racial, estos grupos le niegan un derecho fundamental a una minoría sexual. Cuánto, cuánto nos falta aún.


El texto de la proposición inicia: “¿Debe ser cambiada la Constitución de California para eliminar el derecho que tienen las parejas del mismo sexo a casarse…”. El simple hecho de que la gente haya votado “sí” a una iniciativa que dice “eliminar el derecho” me parece medieval.

 

5- Me sorprende mucho darme cuenta cuando hablo con mis amigos en México que muchos de ellos piensan que la crisis económica en Estados Unidos le está pegando sólo a los bancos y a la bolsa de valores. De pronto no me creen cuando les digo cuán dura está la cosa por acá. Para nosotros, que trabajamos en medios, el asunto está del nabo: decenas de periódicos están despidiendo a su gente por centenares; el mío no llega a tanto, pero sí por decenas. Tenemos amigos que ya están padeciendo la situación de una manera de verdad dolorosa; una amiga muy querida perdió su empleo justo tres semanas después de que la empresa donde trabajaba su marido cerró. En este contexto, nosotros somos muy afortunados por seguir teniendo empleo, sobre todo en algo que nos gusta; pero también eso nos está haciendo tener muy poco tiempo para hacer otras cosas; porque puede haber menos gente, pero hay que sacar la misma cantidad de chamba.

El drama anterior es para decirles lo siguiente, y se los digo de todo corazón: a muchos de ustedes les he dejado de comentar en sus blogs, y a algunos los estoy visitando sólo una vez por semana, a veces menos; sin embargo la mayoría de ustedes sigue viniendo a este recadero y eso para mí es muy importante. De verdad, en medio de tanta bazofia, no saben cuánto lo aprecio.

 

6- Cambiando de tema: El show de Conan O’Brian hizo un sketch con una “entrevista” a John McCain después de la elección. Por favor, mueran de risa con el tipo; yo particularmente lo hice cuando se refiere a la familia Palin como “Iceberg Hillbillies” y “Moose molesting pack of tundra trash”.



(Actualización: sí, maldita sea: el video no se ve fuera de Estados Unidos. Pero ya encontraré la forma de postearlo, el mundo debe reír como reí yo).


7- A pesar de todo: no me imagino un mejor momento para ser periodista.

martes, noviembre 04, 2008

Recado lleno de esperanza



Actualización: A huevo.

Recado de proceso electoral gabacho para dummies

Hace un rato El Ganso preguntaba vía Twitter que cómo es que funcionaba el proceso electoral estadounidense, con el asunto de los votantes y los electores. Y la Chilangelina, siempre metiche, procede a escabecharse un recado rapidito, en medio del ajetreo en el que anda atravesada, para ver si en algo ayuda. Hasta donde lo entiendo, ahí les va.

En todos los países del mundo, al menos hasta donde tengo información, el proceso de una elección es muy sencillo: la gente va a las urnas, deposita los votos, los votos se cuentan, el candidato que tenga más votos gana. Sin embargo los gabachos, que todo lo quieren hacer muy sofís, tienen el sistema de electores, que son quienes representan a los votantes en el Colegio Electoral.

El Colegio Electoral es un organismo conformado por 538 electores, que son como “delegados” que representan a un cierto porcentaje de la población. La cantidad de electores “delegados” por estado depende de la densidad poblacional de dicho estado. Así, por ejemplo, California y Texas, que son estados grandototes y muy poblados, cuentan con 55 y 34 respectivamente; estados chiquitos y poco poblados, como Vermont (que es chiquito) o Alaska (que es grandote, pero en el que sólo viven Sarah Palin, su familia y unos alces), cuentan sólo con tres. Si sumamos los de todos los estados, el total es 538.



(click para verlo más grande)


Estos 538 delegados (como los llamaré aquí, aunque el nombre oficial es electores) se reúnen en diciembre y votan de acuerdo con el resultado obtenido en su estado. Por ejemplo, si en California gana el candidato demócrata, los 55 delegados de California llegarán a esa reunión a votar por el candidato demócrata. Ese voto, se llama voto electoral. El mapa que puse aquí arriba, entonces, es un mapa de distribución de votos electorales.

¿Hasta aquí vamos bien, todo claro? El que no entienda que levante la mano. ¿Nadie? ‘Ta bueno, entonces seguimos.


¿Cómo es que gana un candidato u otro en cada estado? Ah, pues para eso es la elección de noviembre. Todos los ciudadanos acuden a las urnas, tal como en el resto de los países, y depositan su voto. La diferencia es que cuando se cuentan los votos, digamos, de California, estos votos NO se suman a los votos de los otros estados. Voy a poner un ejemplo con una hipotética cifra cerrada. Imaginemos que en California votan 100 personas. Imaginemos que de esas, 70 votan por Obama y 30 por McCain. Como ganó Obama, los 55 votos electorales de California van a ser para Obama, y lo que ganó McCain ya no cuenta. En inglés esta regla se conoce como “winner takes all”, o sea, el ganador se lleva todo. Por eso se dice que en una elección, lo que se está peleando no son los votos individuales, sino los votos electorales: se necesitan 270 o más para ganar la elección. Pero obvio, para ganar los votos electorales, es importante que la gente ejerza el voto individual.


¿Se acuerdan del caso Florida en el año 2000, cuando Al Gore “perdió” la presidencia contra George Bush? Florida tiene 29 votos electorales, es un estado importante. Cuando se hizo el recuento –que estuvo plagado de irregularidades, pero eso es para otro post-, la diferencia entre Gore y Bush fue de menos de 600 votos individuales. Por esa diferencia, Bush se quedó con los 29 votos electorales y ganó la elección.


Esa es una lección que los estadounidenses no olvidan, es lo que les hizo recordar que cada voto cuenta. Si mil, dos mil, tres mil de las personas que simpatizaban con Gore pero que no votaron porque les dio hueva, tenían sueño, se quedaron chateando, lo que sea, hubieran ido a votar, el resultado, el destino del país y probablemente del mundo hubiera sido otro.

Este sistema de “winner takes all” ha sido muy cuestionado por la falta de representación parcial en la que quedan quienes votaron por el candidato que no ganó en su estado. Quienes lo critican han planteado la posibilidad de cambiarlo por uno de representación proporcional: que si el estado tiene 10 votos electorales, y 70% de los votos va por uno y 30% por otro, pues tres votos electorales vayan siete para uno y tres para el otro. Creo que algunos estados lo aplican, pero son como tres o cuatro; el grueso del país se rige por el “winner takes all”.


Curiosamente, en el país que se hace llamar el más democrático del mundo, este sistema también puede provocar que llegue a la presidencia quien tuvo menos votos individuales. Voy a poner un ejemplo con los tres estados más grandes en cuanto a votos electorales; las cifras que usaré son reales, aunque es poco probable que los resultados se registraran así; es sólo para ilustrar esta posibilidad, que se ha dado poquísimas veces, pero que existe.


Digamos que California, Texas y Florida, fueran los tres estados a considerar. Sus cifras son estas:


Estado - votantes - votos electorales

California - 17 millones - 55

Texas - 13 millones - 34

Florida - 11 millones - 29


Ahora supongamos que el voto se dividiera así:



(perdonen mi horrendo dibujito, es tarde y tengo sueño)


Si se fijan, en la suma de votos individuales, los azules tendrían 26 millones de votos y los rojos 15 millones; pero en la suma de votos electorales, los azules quedarían con 55 votos electorales y los rojos con 63.

En la elección del 2000 pasó algo así: Gore tuvo más de medio millón más de votos individuales que Bush a nivel nacional, pero Bush tuvo más votos electorales; la diferencia la hizo Florida.


Espero haber sido más o menos clara; me voy a dormir, ya es 4 de noviembre y el día es largo y prometedor. Si tienen preguntas échenlas, haré lo posible por responderlas.