Hace unos meses me llegó uno de esos emails-cadena-broma con instrucciones para cuando vas a ir a hacerte una mamografía. Y como hace unas semanas me preparaba para pasar por el numerito, decidí buscar el texto en mis correos viejitos, nomás por no dejar.
El mensaje decía lo siguiente:
“A muchas mujeres les da miedo la mamografía, pero no deben preocuparse… haciendo los siguientes ejercicios la semana previa a la prueba, estarán completamente preparadas para ella. Son fáciles y los pueden hacer en casa.
Primer ejercicio: Abran el refrigerador y coloquen un pecho en el marco de la puerta, ciérrenla sobre él y aprieten con fuerza. Apoyando su cuerpo sobre la puerta conseguirán hacer más presión. Aguanten esa posición...
Segundo ejercicio: Vayan a su garaje a las tres de la madrugada, que es cuando la temperatura del suelo de cemento es la perfecta. Desnúdense y túmbense cómodamente en el suelo con un pecho dejado caer bajo la rueda trasera de un coche. Pídanle a una amiga o a un familiar que mueva lentamente el coche hacia atrás, hasta que su pecho esté completamente aplastado bajo la rueda. Aguantarán, sin respirar, diez segundos. Repitan este ejercicio cada día.
Tercer ejercicio: Metan dos sujetalibros de metal en el congelador durante toda la noche. Desnúdense hasta la cintura. Inviten a un hombre corpulento y desconocido a entrar en la habitación y díganle que les apriete con todas sus fuerzas el pecho entre los dos sujetalibros. Después, hagan con él una cita para volver a hacer lo mismo dentro de un año.
¡Ahora ya están preparadas! Y cuando muestren el resultado de la mamografía a su ginecólogo, pídanle que en reciprocidad él se haga una huevografía”.
Jajaja. Ay pero qué buen sentido del humor, pensé.
En fin, que llegó el día y yo llegué a la cita suponiendo que la cosa no podía ser tan mala, ¿no? Acto seguido, estas son más o menos las instrucciones que recibí:
1- Encuérese de la cintura para arriba, póngase esta bata sin forma y que parece bolsa de basura para que se vea más gorda y guanga de lo que ya se siente. Siéntese en esa salita, junto con otras gordas guangas en bata que también están esperando. Mientras espera puede hojear una de las revistas con modelos cueros y buenotas de 18 años que tenemos ahí especialmente para que usted se sienta gorda y guanga.
2- Pase por aquí, no esté nerviosa, el frío de este laboratorio enorme es normal y no cerramos la puerta para que los pingüinos puedan entrar y salir a su gusto. Párese ahí en medio. Por cierto, quítese la bata.
3- Ah, ahorita vengo. Ahí quédese paradita y encuerada.
4- Ya vine. Huy, se ve nerviosa. A ver, se va a parar de frente a esta máquina y va a poner su "bubi" izquierda entre las dos placas (una, por cierto, es de plástico. Pro: no es de metal, está menos fría que la otra. Contra: es plástico transparente, así que de una ojeada puedes ver tu "bubi" perfectamente aplastada, como las caras de los niños contra el cristal de atrás del carro). Esto no lo dicen, pero lo piensan: a ver, como su bubi tiene una forma rarita, la voy a mover tantito para que se acomode bien, ¿eh? Ahi´ta, ahi´ta.
5- Okey, ahora con la derecha. Okey, ahora tomamos tres fotos más de cada una y ya está. ¿Duele? Ay, ya mero acabamos. Espéreme tantito, ¡no respire! ¿Le duele? ¿Aquí? Ah, le duele ahí porque ahí está la bolita, verdad. ¿Ahí? Ay, perdón.
6- Okey, regrese a la salita. No, todavía no se puede vestir.
7- Okey, ya se puede vestir. No, parece que no hay nada de qué preocuparse, pero por las dudas mejor le vamos a hacer un ultrasonido. ¿Para cuándo le hacemos su cita, para su cumpleaños?
Y ni cómo decirle lo de los güevos... era una mujer.
Ah, por cierto: feliz día de la mujer.