miércoles, septiembre 20, 2006

Recado nostálgico: Adiós al plantón


La semana pasada regresé de la Ciudad de México después de estar ahí 10 días para cubrir la publicación de resultados del Tribunal Electoral y el no-informe de gobierno de Fox.
Tuve días ajetreadísimos salpicados de lluvia toooodos los días; pero todos los días también estuve en la Asamblea de las 7 de la noche con López Obrador en el Zócalo. Y muchos de esos días, terminando, me fui a recorrer los campamentos del plantón.
Desde que inició esa idea loca de bloquear las calles yo manifesté mi desacuerdo, entre otras cosas, porque creo que esta decisión hizo que una parte importante del movimiento ciudadano que acompañaba a AMLO se plegara para dar lugar al ala más dura, más "barzonizada" del movimiento; sin embargo seguí con detalle cada día las imágenes de los periódicos, las que esporádicamente pasaba la televisión, las que encontraba en internet, las fotos de agencia, lo que me llegaba por correo electrónico.
Así que me conmovían las imágenes de los campamentos y las decenas de relatos de mis amigos, de conocidos, de gente que compartía su experiencia caminando entre las representaciones estatales o delegacionales lo mismo al mediodía del domingo que en la madrugada de un miércoles. Pero nada de eso me preparó para vivirlo en persona.
Llegué a México un sábado en la noche y la siguiente asamblea era el domingo en la mañana. Tomé el metro y me salí en la estación Zócalo, en la salida que está en medio de la plancha. Fue un shock. Pensé que me iba a dar gusto, que mi primera reacción iba a ser de alegría, pero no: me impactó ver la manera bizarra en la que estaba ocupado un espacio que me es tan familiar, que siento tan mío. Me chocó ver los baños que todo el tiempo sentí que no alcanzaban para tanta gente, ver las lonas y las carpas que en algunos puntos resultaban grotescas, algunas entre huacales y tablones de madera.
Estaba a punto de llover, y yo de llorar. Pero pasó la asamblea, recorrí el corredor Madero-Juárez-Reforma y mis ojos y mi mente se empezaron a familiarizar.
Entonces vi lo que todos me habían contado que habían visto, pero la diferencia es que ahora lo vi yo. Y por eso, con un dejo de nostalgia, van mis imágenes del plantón ido, de un poco de lo mucho que vi.
-
Vi a hombres y mujeres adaptarse a una nueva circunstancia por defender aquéllo en lo que creen
--

Vi la voluntad y resistencia de gente aparentemente débil
-

La dignidad que cabe en una casita para acampar
-

La solidaridad de gente que recorría media ciudad para ir a dejar dos kilos de arroz
-

Vi a una nueva generación descubriendo su responsabilidad histórica...
-
...y a viejas generaciones redescubriendo su propia historia.
-

Vi la luz suave filtrarse entre las lonas...
-

...puños fuertes levantándose en el aire...
-
...mujeres haciendo lo mismo que han hecho durante siglos.
-

Vi a un pueblo bailando, creando, sonriendo...
-

...usando el humor de siempre para no dejarse nunca.
-

-
-
Aunque ocurrió hace varias semanas, vi por primera vez las mantas de artistas e intelectuales en favor del recuento voto por voto, que fueron destrozadas por simpatizantes de Felipe Calderón y "anitpatizantes" del resto del mundo
-

-
-
Pero también vi las que se salvaron, y me gustaron, y me conmovieron.
-
-

-
-
Y sí, algunas me hicieron reír mucho.
-
Vi a las personas dejando el auto y volviendo a caminar...
-
... y tomándose el tiempo para sentarse a platicar.
-
- Vi cómo ante la intolerancia, nuestra gente siempre tiene una manera de curar las heridas.
-
-
- ---
Durante los días que recorrí los campamentos vi a la gente decir lo que piensa, escribirlo…
-
-
(casi no se ve, pero un espóntaneo escribió: "Martha Ranchera Ladrona". Ja!)
-
-
(Den click en la imagen de abajo para poder leerlo completo)
-
-
Pero además de escribir, vi a la gente leyendo lo que otros piensan
-
Cuán diferente sería nuestro país si algunos en el gobierno hicieran lo mismo.
----
-
En los pasillos del plantón vi amor, un chorro de amor...

...de pareja...
-

...de mamás e hijos…
-
...de pueblo a gobernante...
-

...y de gobernante a pueblo.
-
Vi al único político mexicano que ha usado los verbos querer ("Los quiero desaforadamente") y amar ("Amor con amor se paga") cuando le está hablando a su gente.
Andrés Manuel aprieta los labios con emoción y hace los ojos chiquitos cada vez que la gente le grita "No estás solo".
Cuántas veces he oído decir que es gente acarreada; pero eso sólo lo puede decir quien no ha estado ahí.
(Gracias Israel Rosas por prestarme tu telefoto)
-
-
Y vi otras cosas francamente chidas, como sólo nosotros sabemos ser:
Una perrita ñoña usando moños tricolores…
-
un sofá elegantioso en pleno campamento ("¡pásale un ratito a la sala!")...
-

un torneo de ajedrez sobre Madero...
-
un cinito... (aunque había decenas a lo largo del plantón)
-
una mala imitadora de Gloria Trevi...
-
y los infaltables Pejesouvenirs, de a veinticinto varitos.
--
Vi a la gente llenar el Zócalo, como cada día, un miércoles a las 8:30 de la noche, con lluvia, saliendo del trabajo, teniendo que chambear al día siguiente.
-
Y a gente totalmente encabronada, pues.
-
Vi a mi México de siempre, pero diferente: más golpeado, pero paradójicamente más fuerte
-
Manteniendo una lucecita de esperanza; decepcionados de la política, de la justicia, de la ley, pero con profundo amor a su país.
-
Por eso, con un poquito de nostalgia, le dije adiós al plantón.


  • Fotos de las manifestaciones afuera del Trife aquí
  • sábado, septiembre 02, 2006

    Recado pizzero

    Pizza Fox

    ¡Servicio eficientísimo! Entrega y se va en menos de 30 minutos…