martes, marzo 31, 2009

Recado de los pequeños placeres

Cuando uno ya lleva un rato jugando el juego de la vida, aprende las reglas. La felicidad no es un estado, es un momento, y cuando llega hay que aprovecharlo porque se va.
Extrañamente atravieso por un momento de mucha felicidad. Y es en esos tiempos, qué curioso, cuando más sensibles nos volvemos a los pequeños placeres.
Así, en los últimos días:

1- Vi la tierra desde el cielo
2- Reí a carcajadas

3- Vi murales de Orozco, completamente sola, emocionada hasta las lágrimas


4- Estuve consciente de la llegada de la primavera. El día 20, no el 21.
5- Atravesé California en auto y en un solo trayecto vi campos enormes de flores moradas y nieve cayendo sobre el pavimento
6- El sol me quemó la piel
7- Me cayó el veinte de que mi hijo tiene voz de hombre
8- Comí una quesadilla de flor de calabaza

9- Abracé a un amigo con el que había tenido una diferencia
10- Descubrí que si pudiera regresar el tiempo, a ojos cerrados elegiría ejercer el mismo oficio otra vez


11- Escuché esta canción:

12- Manejé nuevamente por California, ahora de vuelta, bajo un cielo lleno, lleno, lleno de estrellas
13- Descubrí que el arbusto de la entrada de mi casa ya "floreó"


14- Amanecí en los brazos de mi esposo

Denle, compartan conmigo sus pequeños placeres; que en los tiempos no muy buenos, lo que es importante lo vuelve a ser.

sábado, marzo 21, 2009

Recado misceláneo primaveral desde la sala de espera


1- Algunos lo saben porque son bien metiches; pero para los demás (que son como dos): no he podido postear como dios manda porque me ando educando y de hecho escribo este recado desde la sala de espera del aeropuerto.

Me fui toda la semana pasada a un curso de periodismo digital para el servicio público; tengo tanto que contar que no sé por dónde voy a empezar, pero seguro lo haré porque en un momento de tanta incertidumbre, uno sale de estas experiencias con una sola certeza: qué enorme privilegio me dio la vida cuando acomodó las cosas para que yo fuera periodista.


2- El recado anterior ha sido una gran enseñanza para mí. Bastó con que en un ejercicio de honestidad yo reconociera que formo parte de un problema que nos está jodiendo como género, y de volada mucha gente tuvo algo que decir. No sé cómo le vamos a hacer, pero reconocer que hay algo que andamos haciendo mal, y que debemos regresar a lo que es realmente importante, a mí me parece un pasito adelante. 


3- Para muchos, Guadalajara significa tequila, o mariachi, o la FIL; pero si uno es bloguero, a huevo que Guadalajara significa Pillo. Me negrearon durante toda la semana que estuve allá, pero el último día tuve el enorme gusto de encontrarme con la Pillo y la Lau, que además de que están bien guapetonas (‘che Jalisco, puras viejas guapas da, me cae), me hicieron sentir como si nos conociéramos de años. Estando allá me cayó el veinte de que nunca había hablado con ellas más que por chat, pero en el momento en que dijimos “hola”, era como retomar una conversación de muchos años.


Nuevamente, gracias blog.


4- ¿Se acuerdan de mi blog en El Universal? Pues con los cambios que ha habido en ese periódico está parado desde hace un mes. Casualmente una de las instructoras del curso que tomé será la nueva subdirectora online, y me dijo que el proyecto sigue adelante. Pongan “changuitos”, es un espacio bien necesario.


5- Apenas voy regresando de Guadalajara y me vuelvo a ir, ahora a otro curso en Berkeley. Regreso la próxima semana; mientras tanto ahí les encargo: 

-Para quienes están interesados en el caso Arpaio narrado en este post, escribí una nota de seguimiento en Mundo Abierto. Hay también un video.

-También en Mundo Abierto, Témoris está recorriendo la Ruta de la Seda. Recomendable.

-Lean el nuevo post de Carmen, un homenaje a la primavera

-Dénle una vuelta a Mira lo que me Encontré, que creo que es como el hijo no deseado de los blogs, pero ya bien visto sí está bonito.

-Los  martes toca Recolectivo. Inviten a sus amigos; total, si no nos alcanza para todos, le echamos más agua a los frijoles. 


6- Bienvenida la primavera. No podría haber encontrado una mejor manera de recibirla.

domingo, marzo 08, 2009

Recado que no festeja el día de nada


Nada de día de la mujer, como se imaginarán. A mí las mujeres me tienen muy enojada.
No puedo creer que en pleno siglo XXI, con el adelanto tecnológico y el mundo globalizado y el feisbuc y la madre, cada vez estemos más sometidas por nosotras mismas. Nel señoras, nada que festejar.

No hay nada que festejar hasta que no nos demos la oportunidad de aceptarnos como somos. Estoy enojadísima al darme cuenta de cuán exigentes nos hemos vuelto las mujeres con nosotras mismas por lo que a nuestro aspecto físico se refiere. Cuán duras, cuán rígidas, cuán frías, cuán imbéciles.
Estoy harta de ver a niñas de doce y catorce años, con cuerpos perfectamente saludables, diciendo que tienen que ponerse a dieta. De ver a jovencitas de 22 años queriendo verse como las de 15; de ver a las de 32 queriendo volver a verse como cuando tenían 22, y a las de más de 40 sintiendo que ya no valen nada.

No hay una de nosotras que se salve. De las mujeres que conozco, todas, repito, TODAS incluida yo, tuvimos como propósito de año nuevo bajar de peso. ¿En verdad? ¿Será que todas necesitamos una dieta urgente? ¿Es ESE nuestro gran problema?
A veces me canso de vernos, de oírnos; somos patéticas. Cada vez que alguien muestra una foto donde salgo yo, lo primero que quiero ver es si me veo gorda. No si mi peinado está bien, si salgo sonriendo, si estoy junto a alguien que quiero, si me veo feliz: mientras no se me vea panza, qué importa si salgo con los ojos cerrados. ¿Les suena familiar? Que alguien me diga que no es cierto; que no se nos ha vuelto una obsesión vernos flacas, planas, todas iguales.

Una de estas fotos hizo sonar mi campana hace poco: vi la foto de una amiga que me gustó muchísimo, en la cual se veía feliz, realizada, muy, muy jefa. Se lo dije y la respuesta fue: “me veo gorda”. ¿Cuándo perdimos la capacidad de ver lo que somos para concentrar la atención en la figura?

No sé bien cómo le vamos a hacer, pero sí creo que ya llegó la hora de poner un hasta aquí: que ya estuvo bueno de quieras entrar en los pantalones que te ponías a los 24 años; pasados los 30, es poco probable que lo logres, pero eso NO quiere decir que estés gorda; o tal vez sí lo estás, pero eso NO quiere decir que estés fea. Que ya basta de que te aterres cada vez que no pudiste salir a correr porque sientes que engordas, y que insistas en pesarte cada semana y en alegrarte si bajas un kilo y deprimirte si lo subes. Que ya le pares a tu mantra de “no es hambre, es sed”, y te compres un espejo y veas que estás preciosa así como estás. Que dejes de preocuparte por tu “panza” que no vas a poder aplanar porque ya tuviste dos hijos y sí, así queda después de los partos, y que te concentres en pensar que el hombre que te vea desnuda, siendo el mujerón que eres, en lo último que va a pensar es en tus estrías. Que dejes de pensar que está bien que al bajar de peso desaparezcan tus hermosos senos porque piensas que en el medio donde te mueves tener senos hace que te veas vulgar. Que dejes de usar los términos “gordita” o “llenita” como si “gorda” fuera un insulto y no una descripción. Que dejes de asociar la obesidad con la falta de inteligencia. Que dejes de despreciar a las mujeres gordas sólo porque tu metabolismo funciona de manera diferente al de ellas. Sí, si te quedó el saco es porque te estoy hablando a ti.



Me encontré esta foto de Marilyn Monroe, sin duda el ícono sexual del siglo XX. ¿Quién la contrataría hoy como modelo de trajes de baño? ¿Qué jovencita diría que ese es el cuerpo que quiere tener cuando sea grande? En serio, “quitándole” la cabeza, ¿nos parece un cuerpo sexy? No sé dónde perdimos el rumbo.
Mientras no nos volvamos a ver como somos, no tenemos nada que festejar. No hay emancipación, ni derecho a votar, ni acceso a la política, ni campañas contra la violencia que valgan, mientras sigamos ejerciendo contra nosotras tal violencia psicológica. Mientras en nuestro propio hogar, entre nuestras propias amigas, con nuestras hermanas, no hagamos más que hablar de dietas y de ejercicios y de kilos. Mientras sigamos creyendo que todas las mujeres gordas están gordas por su culpa, por ser flojas y no aguantarse las ganas de comer, y que todas las flacas son muy saludables y hay que respetar su fuerza de voluntad cuando les da por comer sólo pan tostado y café durante el día.

Hace unos días vi una película donde sale Scarlett Johansson, para muchos uno de los símbolos sexuales del momento. En una escena, aparece así:


¿Y si a cualquiera de nosotras nos hubieran tomado esta foto? “Ay no, ¡ve mi panza!”; “es que se me bota la lonja arriba del cinturón, qué horror”; “ve mis manos, parecen de marranito”; “ay qué asco, ve mi papada”; “tengo tetas de vaca”; “ve mis muslos, parezco señora”. Díganme que no. En cambio me atrevo a preguntarle a los hombres: Así como está en la foto, ¿le dirían que no a la señorita Johansson?

De ninguna manera pretendo aquí hacer una apología de la gordura. Estoy convencida de que la base de la autoestima de la mujer radica en su capacidad de estar sana: comer de manera balanceada y hacer ejercicio son factores indispensables para la salud de una mujer, y esto es cada vez más importante mientras pasan los años. Mientras más vegetales y fibra comes te sientes más ligera, y empezar o terminar el día con una rutina de ejercicio te da un levantón inmediato, acelera tu metabolismo y te hace sentir satisfecha contigo misma; estar en los límites de peso recomendados por los médicos previene diabetes, infartos y demás linduras. Espero que todas estemos conscientes de eso. 
Lo que quiero decir es que creo que es importante vernos como realmente somos y estar orgullosas de quienes somos. No vamos a tener el cuerpo de quienes salen en las revistas y no volveremos a tener el cuerpo que teníamos a los quince; no podemos evitar las estrías ni las arrugas; con cada año que pasa es más difícil bajar de peso y hasta la mujer más flaca tiene celulitis en alguna parte del cuerpo. Y sin embargo estos detalles nos obsesionan, ocupan parte de nuestro tiempo y nos chupan energía, cuando en realidad son pequeños comparados con nuestra sonrisa, con lo que proyectamos cuando estamos con alguien, con las curvas de nuestro cuerpo, con el efecto que causamos cuando nos ponemos un vestido bonito, una falda corta o unas botas altas, y entramos rompiendo madres a un restaurante; o con la mirada extasiada de un hombre cuando nos quitamos el brassiere frente a él. Todas hemos tenido esa sensación, ¿la recuerdan?
Hagámoslo más seguido. Cuando logremos vernos desnudas ante el espejo y sonreír, entonces sí, feliz día de la mujer.

lunes, marzo 02, 2009

Recado que les pide que identifiquen...

...a estos amables señores.




Ajá, ya sé: los huevones diputados. Pero no, obviamente no es eso lo que quiero que identifiquen, pues si no soy tonta. Lo que quiero que me digan es, ¿saben quién es su diputado?

El asunto es este: todos nos quejamos de todos. De los del IFE, de los funcionarios, de Elba Esther, de los diputados; todos son una bola de corruptos huevones hijos de la chingada rateros que no merecen respirar, ¿verdad? Pero el asunto es este: a los últimos, los pusimos nosotros.

Con toda honestidad: ¿alguno de ustedes se sabe el nombre de su diputado federal? ¿Saben dónde está su oficina? ¿Saben su teléfono?

Hagamos algo. Si lo saben, son ustedes unos chidos. Y si no saben quién es, es tiempo de buscarlo. Creo que para eso ayudan los datos que aparecen en su credencial de elector.

Una vez que sepan quién es, hagamos lo siguiente: entremos a la página de la Cámara de Diputados, busquemos el teléfono de nuestro diputado y llamémosle. Digámosle lo que pensamos. Quéjemonos. "Señor (a), vivo en su distrito, voté por usted (aunque no sea cierto), y tengo derecho a que me escuche. Es más: a exigirle". De verdad, nos sentiremos mejor.

Llevo varios días viendo la promoción de esa campaña que pide a la gente que anule su voto en la próxima elección federal, como si la participación política ciudadana que nos costó años conquistar no valiera nada. Neto, yo quisiera saber cuántos de los que promueven esta campaña saben quién es su diputado. Porque es fácil quejarse y hacerse a un lado; lo difícil es exigirle cuentas a los responsables.


*Actualización: "La democracia no se hace en la casilla, sino en el día a día". El Tattoo Hunter escribió sobre el asunto AQUÍ.