jueves, febrero 28, 2008

Recado de conflictos chilangelinos

1. Hace como dos años, cuando estaba pensando en un seudónimo para abrir mi blog, busqué una palabra que sintetizara en lo que me estaba convirtiendo tras mi migración de la Ciudad de México a Los Ángeles. Tendría que ser algo que también reflejara lo que sería mi blog: mensajes de alguien de allá chismeando sobre vivencias de aquí, y mensajes de alguien aquí tirando rollo sobre lo que pasa allá. Tenía que ser una palabra que rompiera con esa idea de que los migrantes no somos ni de aquí ni de allá. Al contrario, buscaba una palabra que dijera que soy de los dos lugares; que siempre seré de allá, pero que también tengo un lugar aquí porque me lo gano a pulso cada día.
De un proceso minucioso, en el que puse un cachito de mi identidad, nació la Chilangelina. Es un nombre largo y tal vez no es muy atractivo, pero es quien me siento cuando escribo en mi blog. Es también quien soy cuando denuncio desde aquí lo que sigue pasando allá, y cuando hago mi lucha acá por el respeto a los derechos de quienes venimos de allá. Mi seudónimo es parte de mí.

2. Un poquito después de que inauguré el recadero, un académico me invitó a participar en una conferencia sobre la relación México-California. En mi ponencia dije que yo me sentía chilangelina. Le gustó la palabra. Le gustó tanto que cuando decidió “organizar” chilangos en Los Ángeles con fines político-grillo-tranzas-de-cochupo cual diputado priísta, lo usó. Se dedicó a dar conferencias de prensa hablando de la celebración de los “chilangelinos”, como un terminajo de moda, comercial. Y lo que me choca es que el tipo ni siquiera es chilango, que no entiende la mística detrás del nombre. No entiende que una cosa es haber nacido en el DeFe y otra ser chilango. Que defeños hay miles, pero que un chilango es el que lleva en la sangre el atole de arroz y la torta de tamal y los tacos de suadero de afuera del metro, y el olor a micro y la lluvia sobre el pavimento del Eje Central, y a los viene viene y a los ambulantes y a la línea dos del metro, y que no reniega de ello, y que lo quiere y lo hace suyo y lo añora. Que ser chilango no depende de dónde naces, ni siquiera de la ciudad donde vives, sino de cómo vives tu ciudad. Y que por eso cuando eres un chilango en Los Ángeles, a los dos días ya estás adaptado; porque después de eso, puedes hacer tuya cualquier Babel, y ésta deveras que se parece en muchas cosas a la de allá.

3. Después del episodio de las conferencias de prensa, el término ha empezado a circular. Ya oí a un tipo hacer una declaración desde Washington diciendo que él es chilangelino; la publicó El Universal. La esposa de Sergio Arau, quien es amiga del académico tal, dijo el otro día en un evento que ella era chilangelina. Y yo tal vez me debería de sentir contenta; finalmente tuve una idea y ahora ésta flota y circula, y uno siempre quiere que eso ocurra con las buenas ideas, ¿no? Pero pues la neta, nel. Siento que algo de mí se robaron; me imagino que planté un arbolito, que ahora alguien lo usa como perchero y que cuelga en él horribles abrigos cargados de plagio.

sábado, febrero 23, 2008

Recado de alfombra roja

1. Como el lector asiduo a este recadero sabe, la Chilangelina vive a dos cuadras del Teatro Kodak, donde hacen la ceremonia de entrega de los Oscar. Entonces, semana de locura: calles cerradas, helicópteros volando encima todo el santo día y parte de la noche; grúas que colocan las gradas donde se sentarán los fotógrafos y los reporteros y la gente que fue elegida desde hace casi un año para aplaudir y gritar cuando pasan los actores/actrices con sus novios y novias y amantes en turno y papás orgullosos y lloriqueantes y relacionistas públicos y séquito que los acompaña.

(Esta foto la tomé en una exposición en donde los visitantes recorren una “alfombra roja” y les pasan una peli con paparazzis, pa’ que sientan bonito)
Cosa harto interesante es que uno quiera ir a la tienda de la esquina en chanclas y todo esté lleno de limosinas y pues uno ahí en fachas y con el almohadazo encima, sintiéndose fuera de lugar por no haber dicho “ya se acabó la leche, ahorita vengo; deja ponerme mi esmoquin para ir a la tienda”.

2. Pero si la cosa tiene sus bemoles para el vecino común y corriente, también tiene sus bondades para el que es periodista. Así nomás, tal y como el año pasado me tocó estar en el anuncio de los nominados y en la mismísima alfombra roja el mero día, ahora me tocaron los arreglos preliminares; a saber:

a) Presentación de la comida que se servirá durante la cena posterior a la entrega de los premios: salmón en forma de Oscar, caviar, pasta con quesos varios, vino del valle de Napa edición especial “Red Carpet”, y una muestra de cómo van a estar arregladas las mesas (que tienen cubierta de espejo), que es así:

Y de postre, el clásico chocolate en forma de Oscar cubierto con polvo comestible de oro de 24 kilates, que es este:

Nótese el sello de la casa: las iniciales del famosísimo chef Wolfgang Puck.

b) Visita al salón de los regalos del hotel Beverly Hilton, lugar al que van algunas estrellas y la gente de su equipo para conocer lo que ofrecen las nuevas líneas de diseñadores. Tuve que recibir un facial con unas cremas francesas pocamadre sufridamente recostada en la suite con vista a Beverly Hills. Todo sea por hacer la nota, qué barbaridad. Salí de ahí con regalitos: cremas, champú, brochitas para maquillarse, un sistema blanqueador de dientes (?), unas pastillas para adelgazar y unos chocolates. Malditos bipolares.

c) Recorrido por la exposición Meet the Oscars, en donde uno puede ver las 50 estatuillas Oscar que se entregarán este domingo. Cada una mide trece pulgadas y media y pesa ocho libras y media, y están hechas de un material llamado “britanio” y cubiertas por capas de cobre, níquel, plata y oro de 24 kilates. Las tienen ahí sin nombre, sólo con su número de serie. Cuando se la entregan a los que ganan, éstos la tienen que regresar para que les pongan su placa con el nombre y la categoría en que ganaron. Son como este:

3. La alfombra roja se coloca en tooooda la calle, no en una banqueta como yo creía cuando nomás los veía por la tele. Cierran la calle, Hollywood Boulevard, y de banqueta a banqueta colocan la alfombra tal. Si caminas sobre ella se siente bien “pachoncita”, chida alfombra, pues. Pero hasta ayer la tenían supercubierta con plástico, ha llovido y hace un buen de frío.

Oscar ni qué mis polainas, seguro dice Tláloc.

4. Mi espada por Daniel Day-Lewis para mejor actor. No sé cómo se llamará en español, pero en cuanto tengan oportunidad corran a ver “There will be blood”. Gran película.

lunes, febrero 18, 2008

Recado que sabe a limón

1. A veces quisiera ser bien, bien ordinaria. Quisiera ser como algunas niñas que iban conmigo en esa escuela de monjas españolas en donde pasé 10 años de mi vida, en la cual nos enseñaban a ser “señoritas bien”, con una cultura general bastante respetable pero encerradas en una burbuja. Creo que la idea era que nuestros papás nos tuvieran en esa burbuja en la que permaneceríamos hasta que termináramos la carrera en una universidad privada, haciendo tiempo hasta que un hombre de bien nos sacara para llevarnos a una burbuja nueva, esta vez viviendo en sagrado matrimonio, en donde haríamos cosas que nos harían sentir plenas y realizadas como mujeres: trabajaríamos en algo interesante, no por necesidad sino por gusto, y sería un trabajo que nos permitiera atender a los niños porque ninguna mujer está realizada sin un montón de niñitos. Nuestro trabajo sería construir una nueva burbuja para los niñitos tales, y reunir los siguientes elementos: auto, casa, perro, vacaciones dos veces al año de preferencia al extranjero, eventos sociales con la familia, café con las amigas, acercamientos esporádicos a “la cultura” y poco o nulo contacto con la economía. No nos estaría permitido entender la política ni hablar de ella; sería vulgar y además eso no tendría una relación directa con nuestra burbuja. Nuestras tragedias cotidianas no tendrían que ver con la justicia social y nunca cuestionaríamos al sistema, so pena de que se rompiera la burbuja. En la madurez, veríamos con placer a nuestros hijos irse a sus propias burbujas y moriríamos plenas, con varias idas a misa en nuestro haber; tal vez con algún toque de botox por ahí o por alla, pero con el hígado entero.

2. Sé de algunas de esas niñas, que estuvieron en el mismo salón que yo durante tanto tiempo, hoy felices mujeres emburbujadas. Nada las mueve salvo las juntas de padres de familia en las escuelas de sus hijos o el tráfico que se hace en la entrada de su colonia porque al gobernante en turno se le ocurrió construir un puente, qué horror, qué fastidio. Se sienten orgullosas de tener un presidente que porta un traje sin arrugas y medio mastica el inglés, cuya esposa es egresada también de un colegio de monjas. No entienden cómo alguien puede protestar durante un año en contra de un gobierno “que ya todo el mundo reconoció”; un plantón en el Zócalo, qué imagen estamos dando en el exterior, qué pena. No entienden cómo esos de Oaxaca se atrevieron a pintar con graffiti el hermoso centro de la ciudad nomás por estarse muriendo de hambre mientras son ignorados por el gobierno; nacos. No entienden lo ocurrido en Atenco, pero imagínate, gente con machete en las calles, qué bararidad, qué inseguridad. Pero nada de esto les quita el sueño. ¿Pemex? Uy, ojalá se permitiera el capital privado pero ya, no puede ser que en este mundo glo-ba-li-za-do todavía haya quien quiera que estemos como cuando el presidente que expropió el petróleo, ¿cómo se llamaba? Y el campo no está tan mal, en los Wal-Mart hay unos elotes congelados preciosos, amarillitos parejitos como los que se ven en Estados Unidos.

3. ¿Qué hubiera sido de mí si hubiera seguido el camino de esas niñas, el que supuestamente estaba trazado para mí? ¿Qué hubiera pasado si yo no hubiera roto la burbuja, si no hubiera elegido al hombre de mal –que después decidí “deselegir”, jojo-, si no hubiera ido a la universidad pública, si no hubiera visto frente a mis ojos el estallamiento del movimiento zapatista, el Éxodo por la Democracia desde Tabasco, las denuncias contra el Fobaproa, si no hubiera recorrido comunidades en Chiapas y Oaxaca y Guerrero para descubrir mi intrascendencia y banalidad y el sitio donde reside la verdadera fortaleza de México; si no hubiera tenido que tomar el metro y tres peseros todos los días cargando a un niño chiquito, si me hubiera dedicado a la administración o a la contabilidad en lugar del periodismo y hubiera ido a la escuela sin tener que salir corriendo a media clase para llegar al trabajo; si ganara un salario corporativo en lugar de uno de reportera, si para mí Los Ángeles fuera sinónimo de shopping y no de México migrante?
Sería bien ordinaria, pero seguramente sería feliz. No nos engañemos con esa justificación de los jodidos de que los que tienen estabilidad no son felices: tal vez esas mujeres hoy no son muy interesantes, o diversas, o complicadas, pero viven una vida sencilla y es muy, muy probable que se sientan plenas y felices sin hacer mal a nadie, viendo a sus hijos crecer. ¿No es eso a lo que aspiramos todos?

4. Si yo fuera una mujer como esas, el pasado 14 de febrero hubiera sido un día memorable. Ese día siete personas y yo recibimos una invitación para desayunar con Felipe Calderón. No nos concedió una entrevista, pero en cambio invitó a desayunar a los miembros de la junta editorial de mi periódico, y por razones que no vienen al caso, me tocó ir. Si yo fuera más ordinaria, el momento hubiera sido increíble. Seguramente los nervios no me hubieran dejado dormir y hubiera escuchado embelesada cada palabra ensayada que salía de su boca.
Si yo fuera diferente no me hubiera decepcionado con la reunión, totalmente controlada, sin posiblidad de ejercer el periodismo, más una reunión de relaciones públicas que un encuentro periodístico profesional. No hubiera sentido que perdí mi tiempo.
Y no me hubiera embargado la rabia una noche antes al ver cómo un grupo de 500 personas, seleccionadas minuciosamente entre los tres millones y medio de mexicanos que viven en Los Ángeles, recibían a su presidente entre aplausos serviles, elogiando cada una de sus palabras, mientras del otro lado de la calle del lujoso hotel, mexicanos de a pie levantaban carteles que hablaban de Oaxaca, de Atenco, de los presos políticos, de las muertas de Juárez, del fraude electoral, del desempleo y la migración y el campo y el TLC; y gritaban y levantaban el puño con ira y me hacían sentir cómplice por ser reportera y estar obligada a ser objetiva –lo más posible, con dolor, muy a mi pesar- y estar en el lado equivocado de la calle, entre burbujas, en donde tantas otras mujeres vestidas con sus mejores ropas vivían un momento memorable.

5. Lo digo sinceramente, tal vez con un poco de nostalgia: a veces quisiera vivir en una burbuja. Vivir una vida sencilla, sin complicaciones, con alguien que tomara decisiones por mí; no pensar en los otros, no sentirme agraviada cada vez que el cinismo llena la boca de los que tienen poder y no sentirme aludida cuando la sociedad pierde el rumbo. No sentir tanta amargura. Quisiera que mi conciencia me hubiera llevado a recibir al presidente espurio con mi mejor sonrisa, una salida desde el alma; haberme tomado una foto con él que luego colgaría en algún lugar de mi casa para orgullo de mi familia; haberle dicho de corazón “¡bienvenido señor presidente!”. Es más, me gustaría haber mencionado la palabra “presidente” sin que me supiera a limón, sin tener que contener las ganas de llorar. Pero pues nomás no pude.

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Actualizo: para los que después de leer este choro aún tengan estómago suficiente, este martes publico sobre el tema en Mundo Abierto. Click AQUÍ.

jueves, febrero 14, 2008

miércoles, febrero 13, 2008

Recado misceláneo de blogueros

1. Hay veces que las cosas cambian tanto alrededor, que una de mis pocas certezas es mi blog. Más que mi blog, mi condición de bloguera. Me encanta esta relación con la gente a través de algo tan fino, tan sublime, tan sabroso como la palabra escrita. Recuerdo que antes me parecían freaks aquellos que aseguraban haber encontrado buenos amigos a través de internet, o peor aún, al amor de su vida, qué barbaridad.
Pero resulta que tener un blog es algo más que meterte a un chat. En un blog te defines como persona, vuelcas tus intereses y tu visión del mundo. Quienes escribimos en blogs personales y con cierta frecuencia, variándole de la chamba al corazón y pasando por todo lo que hay en medio, en realidad desnudamos un poquito del alma con cada post. Y quienes leemos ese tipo de blogs vamos encontrando puntos de coincidencia con los otros que nos hacen pasar por alto las diferencias, vernos por lo que pensamos y sentimos por encima de las apariencias, la geografía y otros factores que tienden a dividir. Y aunque algunos no lo crean, nos hacemos amigos.
¿Cuándo me iba a imaginar que algún día iba a sentir tan cercanos a un profesor de Puebla, a una locaza fumadora de Jalisco, a una literata gourmet chilanga o a una viajera cósmica estacionada en Canadá? (Ja! Parece uno de esos chistes de “iban en un avión un chino, un argentino y un mexicano…”). Y sin embargo ahí están, compartiendo conmigo pedacitos de su vida y tomando pedazos de la mía, enriqueciéndome, haciéndome reír y llorar, dándome pequeñas lecciones cada día.

2. El rollo anterior viene al caso porque esta semana recibí dos premios de dos blogueras como las que describo arriba. El primero me lo dio la Lau (para mí la Marshmallow Girl) y de verdad me hizo sentir muy, muy chida, porque resulta que entre la lista de los blogs que visita Lau hay muchos que me gustan, que considero muy buenos y que evidentemente han sido frecuentados por ella desde hace mucho tiempo. Lau y yo nos visitamos desde hace relativamente poco, pero me ha apañado con sus historias diarias, bien cotidianas, bien sincerotas, bien sabrosas y en algunos casos mañosamente capituladas para hacerme regresar al día siguiente por más. Este es mi premio, ‘iren:

El segundo me lo dio Irenita, y la neta es que me emocioné mucho porque además de darme mi premio, piropeó mis fotos; sí, la mismísima que toma las mejores fotos esté en México o en Italia, y para muestra basta ver las imágenes de su header, que cambian cada semana (vayan ahorita a su blog, la del papel picado en Oaxaca no tiene madre).

En ambos casos la dinámica era elegir cinco blogs y postearlos, y pedirle a los seleccionados que hagan lo mismo. Pero no, a mí me es muy difícil elegir cinco nada más; cada uno de quienes me visitan y a quienes visito se llevan un cacho de mí pero me pagan con uno suyo. ¿Cómo me ponen a elegir cinco? Muy difícil. Así que para salir del apuro y multiplicar mis opciones, dividí mis elecciones en tres categorías, pero siempre bajo el criterio fundamental de que sean blogs que actualizan con regularidad. (Aclaro: las otorgadoras de premio no aparecen porque ps a ellas ya les eché porras acá arriba. Y si me faltó alguien, pues échenme pleito, ya ven que yo ni me sé defender…)

a) De los primeritos blogs que empecé a visitar y que aún están en mi lista de revisiones diarias porque sus autores son constantes, y ese es un valor que aprecio sobremanera: Blas, Tazy, Sirako, Kabeza y por supuesto la omnipresente Plaqueta. Aplausos para ellos.

b) De los blogs que he ido descubriendo en los últimos meses y están en la lista de mis favoritos del mundo: Carmen, Pillo, Libradita, El Ganso (que anda de vacaciones), Lucho y la incomparable Charra Frijolera. De mis descubrimientos recientes, me quito mi sombrero imaginario ante la Defeña Salerosa y Lilián.

c) Mención honorífica. (Esta categoría no debería de existir porque es trampa, pero para eso tengo blog también, para hacer trampa cuando yo quiera) De los blogs que son mis consentidos porque yo ya quería a los autores antes de que fueran blogueros: el Enrico y La Concharra, mis carnalísimos de la vida. Quien no haya ido a verlos de verdad que se está perdiendo de dos blogazos.

Amigos: el premio tal es para todos ustedes por hacerme cada día un poquito más feliz, snif.

3. Para engrosar la lista del inciso “c”, aprovecho para hacer una presentación estelar: ¡¡Esquina bajan!!, el blog de mi amiga La Sylvana. Quienes me leen con frecuencia ya la ubican: sale conmigo en las fotos de colores (arriba, izquierda) y también en un post de Las Vegas; es la que me dispara tacos al pastor cuando estoy en el DeFe y que Carmen dice que la conoce de algún lado. La Sylvana es una diva insoportable a la que todos aman y que entre sus talentos especiales tiene –además del de bailar como rumbera de película de Tin Tan- el de sacarme de mis casillas con frecuencia; pero algo más tiene que siempre acaba recordándome los momentos que hemos pasado juntas y cuánto, cuánto la quiero.

La Sylvana, valiente como es, se fue a vivir a Australia a principios de año. Bienvenida, amiga, al chido mundo bloguero.
¡¡Órale pues, vayan a verla y a decirle cosas bonitas!!

sábado, febrero 09, 2008

Recado del Año de la Rata

1. ¡Año Nuevo Chino!

Ocasión perfecta para que los dragones bailadores salgan a hacer lo suyo.











2. Y no sólo los dragones le desean feliz año a usted. También tenemos a:

Las bonitas señoritas "Miss Chainis" 2008...


Los alegres abuelos chainis...


...incluido el abuelo motorizado.


El elegante promotor de turismo de Taiwan, tan apuesto él...


El chainis infeliz, tan chapeado él...


La versión posmo de Señorita Cometa en pleno desfile...


Un chamaco local bizqueando...


Las turistas trayendo la alegría de occidente al festejo...


Las Barbies orientales promotoras de la banca trasnacional...


...y una modelo acompañada por la Rata herself.

3. Siendo este el Año de la Rata se me está juntando la chamba, tengo muchas tarjetas de felicitación por enviar. De hecho debería ir empezando. A ver…

Felipe “Chapelén” Calderón
Residencia Oficial de Los Pinos
San Miguel Chapultepec
México, D.F. C.P. 11850

Listo, ya está la primera, salgo corriendo a mandarla.

martes, febrero 05, 2008

Recado para Hillary

I’m sorry; it’s not you, it’s me…


lunes, febrero 04, 2008

Recado caminero neomexica

En los últimos días mis ojos han visto tantas cosas que ando como empachada. Tengo mucho que postear, tengo muchos blogs que visitar (pero los leo en el google reader, así que esos que no han posteado dejen de echar la güeva porque los estoy viendo), tengo mucho que comentarles y tengo comentarios que responder; prometo que lo haré todo pasando el Super Tuesday.
Por lo pronto, anotaciones camineras en Nuevo México, un estado que me gusta mucho y ni sé por qué. Algunos de estos pedazos fueron los reseñados en este recado, pero ahora los vi sin nieve. Bien bonito, pues.

Nube-tornado

Camino curveado

Cielito lindo.
Tan lindo que le tomé un videín, pero ps no pude subirlo. No importa, como dice Queen Aurora: no tomen videos mientras manejan, es peligroso.

Para cargar gasolina, el único lugar en un ratote es este.


Tarantinesco, ¿ah? Sobre todo cuando casualmente uno viene oyendo esta rola:

boomp3.com

Pero igual había que ir al baño. Aunque mire usted, en medio de Niumecsico uno se encuentra ofertas que no puede rechazar (click para verla más grande):

(a mí deme un Trucker’s Special con todo, porfaplis)

Pero lo mejor es cuando uno tiene que decidir para dónde va. ¿Tiene usted trasero de elefante? Esta es su ruta:

¿Le gustan los juegos de secundaria? Déle por acá.

¿No le parece ninguna de las anteriores? Váyase usted mucho a la Percha.