sábado, mayo 30, 2009

Recado de corazón azul y piel dorada

La cosa es esta: ¿Cómo puede ser que yo esté acá, y mi corazón allá?




¡Y dale, dale, dale dale azul y orooooo....! ¡Vamos por el campeonato, señores!


Actualización, domingo 7:45 PM (PST): A huevo.

domingo, mayo 24, 2009

Recado con un asunto pendiente

Hay un tema que traigo pendiente desde hace algunos días, pero como siempre, lo urgente no había dejado tiempo para lo importante. Va por a’i; ojalá alguno de ustedes lo reciba con la tripa cardiaca bien abierta.
Con el asunto de la influenza algunas personas pusieron el grito en el cielo por la discriminación hacia los mexicanos. Nomás hacía falta ver a López Dóriga, todo indignado él, porque otros países cancelaron los vuelos hacia/desde México. El nacionalismo a todo lo que da: pinches chinos, pero ya verán, así los vamos a tratar; pinche Fidel Castro, si el güey ya está viviendo horas extras; ahora hasta Argentina, nomás eso nos faltaba: ches hijos de su puta madre.
Ojalá la discriminada hubiera durado más tiempo y le hubiera tocado a más gente. Ojalá les hubiera tocado también estando fuera del país. Ojalá a quienes hipotéticamente estuvieran en esa situación, el gobierno mexicano los hubiera ignorado. Ojalá eso se hubiera prolongado por meses, por años. Ojalá nadie hubiera hablado de ello, ojalá en su país los hubieran olvidado. Tal vez así, aunque sea un poquito, los mexicanos que viven en México se hubieran vuelto tantito más sensibles a la situación que viven millones de paisanos en Estados Unidos todo el día, todos los días, desde hace muchos años, sólo por el hecho de ser mexicanos.

Un botón: El 4 de julio de 2008 Luis Ramírez, inmigrante indocumentado originario de Guanajuato, de 25 años y papá de tres niños, fue asesinado en Shenandoah, Pennsylvania, donde vivía con su familia. Había venido a Estados Unidos para reunir dinero suficiente para poner un negocio en México. Esa noche, un grupo de adolescentes ebrios lo mató a golpes sólo por ser mexicano. Luis fue pateado y golpeado hasta que quedó ensangrentado, convulsionando y con espuma saliéndole por la boca. Mientras le gritaban “go back to México” le hicieron dos fracturas en el cráneo. Luis quedó en coma y dos días después murió.

Estos no son hechos aislados. En los últimos cinco años los crímenes de odio en contra de los latinos en Estados Unidos se han disparado. En 2007 los departamentos de policía locales a lo largo del país reportaron a 830 víctimas de crímenes anti-hispanos en 595 incidentes, un aumento del 40% con respecto a 2003. En 2007 seis de cada diez víctimas de crímenes motivados por el grupo étnico o el origen nacional del atacado, fueron hispanos, la mayoría mexicanos.
Estos mexicanos están lejos del país, pero siguen siendo mexicanos. La obligación del gobierno mexicano es velar por ellos y la obligación de la sociedad mexicana es voltearlos a ver. Si así fuera, tal vez López Dóriga y todos los demás hubieran hablado con indignación sobre este caso en horario estelar, tal como lo hizo el locutor con el matrimonio mexicano nice que andaba de vacaciones en China y que, pobrecitos ellos, quedaron “atrapados” durante algunos días (qué tragedión). Y tal vez así los mexicanos de a pie hablarían en sus pláticas de café del caso de Luis y de todos los otros luises que a diario tenemos acá, y tal vez se indignarían de la misma manera. Y entonces tal vez el gobierno mexicano se sentiría obligado a protestar por el trato que se da en Estados Unidos a los mexicanos, de la misma manera que manda a sus achichincles diplomáticos a protestar a otros países porque le ponen en cuarentena a sus turistas.
Pero no. La indignación por la discriminación y el racismo también es un tema de moda; y mientras los dólares sigan llegando del norte, ojos que no ven.

Si quieren tener detalles sobre el caso de Luis Ramírez, click AQUÍ. Ahí mismo está la forma para firmar una petición para el Departamento de Justicia de EU, solicitando que se condene a sus agresores bajo el cargo de crimen de odio.
Para quienes quieran mandar un mensajito de condolencia o de solidaridad a la familia de Luis, el link está AQUÍ. Aunque la página está en inglés, pueden escribir en español. Si yo fuera la pareja o la madre de este joven, seguramente me reconfortaría enormemente saber que alguien desde mi país no nos ha olvidado.

domingo, mayo 17, 2009

Recado que se compra un tango en siete tiempos

1- Hoy entrevisté a Elena Poniatowska. Yo la alcancé en el hotel donde se estaba quedando, ella bajó de su habitación, y poco después de empezar a platicar me dijo de pronto: “Oye, por cierto, antes de bajar escuché que murió Benedetti”.

2- Mi abuela era una mujer con un gran carácter. Viví en su casa hasta los 17 años y los siguientes trece la visité casi a diario. En todo ese tiempo sólo la vi enojada una vez. A pesar de que tuvo una vida difícil nunca fue “azotada”; siempre, siempre, siempre estaba de buen humor y le hallaba el lado bueno a todo. 
A ella le gustaba leer, y cuando llegué a cierta edad uno de nuestros muchos puntos en común era ese: yo le prestaba libros y ella a mí. Leía muy rápido y sobre cualquier tema, a pesar de haber estudiado sólo hasta cuarto de primaria; pero no era fácilmente impresionable. Me regresaba mis libros, los comentábamos, hasta ahí.
Un día le presté “La Tregua”, de Benedetti. Lo amó. La historia la conmovió profundamente. Estoy convencida de que algo encontró en los personajes que la sacudió de manera personal. Me dijo que se quedaba con el libro para algún día volver a leerlo. Eso fue más o menos a principios de los noventa.
En febrero de 2006 murió. Tras el funeral, llegué a su casa, a su habitación. Abrí los cajones de su ropero buscando algunas de mis cosas que ella guardaba: mi medalla de primera comunión, otros objetos personales. Entre ellos estaba el libro: una edición de Nueva Imagen, con sus pastas verdes y sus hojas amarillas.

3- Cuando tenía once años tuve un maestro de música que me enseñó a tocar la guitarra, me introdujo a la trova y me habló por primera vez de la canción de protesta. También me prestó un libro: “Con y sin nostalgia”. En 14 cuentos magistralmente escritos pude ver por vez primera la tragedia de una generación aplastada por la dictadura y la sinrazón, culpable por el simple hecho de ser joven y pensar. Y descubrí a un autor capaz de reivindicar a dicha generación, algo que en ocasiones ni sus propios padres hicieron.

4- Estando en la universidad cayó en mis manos “El escritor latinoamericano y la revolución posible”. Hoy, a pesar de cuánto ha cambiado el mundo, sigo creyendo que es posible el asalto a lo imposible; veo que América Latina continúa en el arduo proceso de “convertir los reveses en victorias”; y hoy, treinta y tantos años después de haberse escrito, sonrío al ver convertida en realidad la figura idílica aquella del lector participante como factor de cambio.

5- A mí no me gusta la poesía. No entiendo el género y pocas veces me dice algo. Pero algo permeó a mi generación, porque decenas de veces, marchando sobre la avenida Juárez rumbo al Zócalo, he sentido una certeza compartida por todos: en la calle codo a codo, somos mucho más que dos.

6- “Me compré un tango
en el kiosco de adioses
del aeropuerto”.
En los últimos años he vivido demasiadas despedidas.

7- Murió Mario Benedetti y yo en verdad lo lamento. No porque se haya ido, sino porque sin duda algo de mí se lleva quien ha estado presente con cierta recurrencia en mi vida. Me pasa con los músicos, con los cineastas, con los actores; pero con mucha, mucha fuerza, me pasa con el que escribe, con el que me da de leer.
Hace algunas horas fui testigo, a través del Twitter, de una serie de opiniones encontradas sobre el autor. Los más jóvenes –y personalmente diría que los que cuentan con menos referencias y conocimiento general- emitieron calificativos como “cursi” (actualizo: el calificativo me parece bien aplicado y no creo que sea malo) y “barato”; leí que incluso lo comparaban con Corín Tellado. Supongo que es gente que sólo conoce “Táctica y estrategia” o “Hagamos un trato”; gente ignorante de la fuerza que obliga a escribir sobre la primavera con una esquina rota (lo cual suena cursi hasta que alguien explica que para romperla hubo que usar una picana, ¿no?). Hubo alguien que incluso celebró su muerte. 
Me preocupa ver a una generación ignorando la historia por considerarla pasada de moda, ignorando el contexto social de la producción literaria, e ignorando la carga simbólica de las palabras dichas en un momento en el que nadie más se atreve a mencionarlas. El desdén por lo encumbrado, el iconoclasta barato: cuánto lastima al mundo que la gente que piensa se marche; cuánto más lo lastima que haya quien se alegre por ello.
Yo, por mi parte, estoy harta de decir adiós.

domingo, mayo 10, 2009

Recado misceláneo del diezdemayo

1- Después del 14 de febrero, el día de las madres es la fecha prefabricada que menos soporto. Todos los hijos de su madre súbitamente aman a la progenitora y ahí van corriendo a buscar un regalo barato que parezca caro para dar amor que parezca mucho. Puaj. Hornos-lavadoras-secadoras-pantallasdeplasma-planchas-licuadoras abundan como virus contra los cuales no hay cubrebocas que sirva, y uno no puede ir a comer a su restaurante favorito porque sufridas mujeres estrenando atuendos floridos hacen filas interminables para comer algo cuya receta seguramente ellas conocen mejor.
Luego, el 11 de mayo, las debe invadir una soledad inmensa.

2- Antes de ser mamá, lo que más me chocaba es que todo el mundo se le empalagara a mi abuela nomás por ser diezdemayo. Yo, en cambio, me le empalagaba los otros 364 días. El día de las madres comíamos en casa; mi mamá cocinaba, cosa que yo odiaba porque la que guisaba rico era mi abuela, y le gustaba y yo le ayudaba; pero el diezdemayo las dos nos sentábamos y mi mamá hacía un desmadre con ollas y sartenes y jugaba a la mamá.

3- Después, cuando fui mamá, lo que más me chocaba era ir a los festivales en la escuela de mi hijo. Los odiaba porque invariablemente terminaba convertida en una más de esas cursísimas mujeres llorando al ver a su crío cantando. No lo podía evitar. Durante cinco años oí “Señora, señora”, una de las canciones más baratas del mundo, y los cinco años se me hizo un nudo en el cogote. Obvio, me sentía más barata que la canción misma. Gracias a Darwin, en sexto de primaria se les ocurrió que en vez de festival mejor hacían una feria científica; mi regalo fue oír a mi hijo hablar de las mareas, o algo así.
Creo que los cachorros humanos están altamente sobrevaluados.

4- Cuando la gente se refiere a la madre, la figura materna, yo pienso en la mía, la que me parió y que sobreponiéndose a su provincianismo me lanzó al mundo con los libros por arma, la mejor que me pudo dar.
Pero cuando la gente dice “mamá” en ese sentido cursi-meloso-prototípico, como ocurre en esta fecha, en la que pienso es en ella:
Ella es mi abuela, y este es el tercer diezdemayo que no está aquí. Y la extraño un buen. (Sí, la niña con cara de charamusca soy yo). 

5- Pues nada, que es diezdemayo otra vez. A estas alturas, lo único que realmente me hace un nudo en el cogote en este día es ver a las mamás migrantes. Antier platiqué con una. Se llama María Elena y es de Veracruz; está trabajando acá para mandar dinero a sus dos hijos, el niño de diez y la niña de seis años, quienes están al cuidado de su abuela, la mamá de María Elena. Este es el tercer día de las madres que pasa sin ellos. Me contó cómo cuando se vino trató de hacerlo a escondidas, pero la niña se dio cuenta y se le colgaba para no dejarla ir. Me contó cuánto llora cada que habla con su madre, que ahora también es mamá de sus hijos. Pero también me contó cómo con el dinero que manda todos comen, los niños tienen útiles y uniformes; y me contó de su ilusión de un día comprar un terrenito y poder regresar.
A estas mamás no hay diezdemayo que les haga honor suficiente.

domingo, mayo 03, 2009

Recado de permanencia voluntaria…

… porque como la mayoría de los lectores de este recadero están en México, pues tienen que estar encerraditos en sus casas. Y entonces, como en aquellos tiempos de películas malas en el canal cinco, yo muy solidaria hice una selección de videos para que se les haga más llevadero el confinamiento.

Empezamos con...

El comercial favorito de mi sub-yo capitalista:


Una visita a Abbey Road:


La sensación Susan Boyle, cantando a la mexicana:


Un cover que me encontré, bien bueno: Ozzy Osbourne cantando mi canción favorita de la historia del mundo.


Ahora: recordemos al Cuarteto de Nos con uno de mis videos favoritos del mundo mundial:


Finalmente, en el recado de aquí abajo (otra vez, gracias a todos por participar, me cae que los mejores recados de este blog son esos en lo que me callo la boca para que hable el sabio lector), varios comentaron la Doctrina del Shock (The Schock Doctrine). Encontré el video promocional, ahí’sta: 

Una amiga me envió una historia corta: "Un hindú vio pasar a la muerte y le preguntó a dónde se dirigía; ésta le mencionó que iba a Bernès a matar a un centenar de personas. 
Al mes, el mismo anciano se volvió a encontrar a la muerte; entonces le reclamó porque se enteró de que había matado a mil personas; ésta le contesto:
-Yo maté a un centenar; a los otros 900 los mató el miedo".

Pero yo conozco a mi gente, y sé que todos ustedes están bien.