1- Como lo he dicho en años anteriores, para mí la costumbre más linda del pueblo estadounidense es sin duda el Thanksgiving o Día de Acción de Gracias. Dentro y fuera del país se cuestiona el origen de la celebración –los peregrinos venidos de Europa que agradecían la hospitalidad de los indios americanos a cuyas tierras llegaron… para luego matarlos y casi exterminarlos-, y evidentemente condeno el pasaje histórico como lo hace la mayor parte de la gente pensante. Sin embargo la práctica de esta costumbre poco tiene que ver con esa historia, y mucho con la necesidad natural del ser humano de hacer un alto de vez en cuando, verse a sí mismo, y agradecer las bendiciones que ha recibido. Para mí, este es ese día.
2- Me gusta el Thanksgiving porque es una celebración que no implica la compra de regalos. Aunque en los años recientes los grandes almacenes han adoptado la tradición de poner en oferta todo lo que venden, la celebración propiamente del día transcurre en los hogares, y consiste en cenar en familia y dar gracias por lo que se tiene. Dada la diversidad cultural y religiosa de los estadounidenses, no hay otra ocasión en la que ocurra lo mismo: cada quien celebra su fiesta religiosa en distinta fecha, pero en todo el país, vengas de donde vengas, el Thanksgiving saca lo mejor de las personas.
3- Tradicionalmente también, las organizaciones que apoyan a las personas desvalidas realizan un doble esfuerzo en estas fechas. Personas que no tienen casa, o que pasan por apuros económicos fuertes, o que simplemente tienen hambre –y yo no puedo imaginar angustia mayor que esa- acuden a recibir un plato de comida caliente y a veces bolsas o canastas con despensas y productos básicos; los niños reciben algún regalito. Este año me tocó ir a algunos de estos sitios, y todas las personas con las que hablé coincidieron: hay más gente pidiendo ayuda, en algunos sitios hasta en un 80% por arriba del año anterior, pero también hay más gente brindándola. Al parecer, en tiempos de gran necesidad, quienes tienen algo reconocen que han sido bendecidos, y entonces deciden compartir.
4- Para nosotros este año ha sido particularmente especial. En mi caso personal es sin duda uno de los mejores de mi vida, y lo noto más porque veo la situación de quienes están a mi alrededor y a quienes no les ha ido muy bien. Más de una decena de amigos cercanos se encuentran desempleados ahora –sí, la crisis en este país aún no termina y no parece tener fin; estamos hablando de profesionistas, gente con mucha experiencia y preparación, sin empleo en absoluto; yo nunca en mi vida había visto algo así.
Y nosotros, a pesar de que estamos percibiendo menos ingreso y trabajando jornadas más largas, seguimos recibiendo un cheque cada mes; tenemos buena salud, tenemos familias amorosas y saludables también; tenemos amigos -sin duda la mayor bendición- y trabajamos en lo que nos gusta. No sé si merecemos tanto, pero no hay día que pase sin que lo agradezcamos de corazón.
5- A veces los tiempos difíciles parecen aplastarnos, ¿no? El peso de la vida cotidiana, de los problemas, de la injusticia. Pero tomándonos un tiempo para mirar con objetividad, empezando por el plato en nuestra mesa de cada día, de veras: cuánto que agradecer.