sábado, julio 15, 2006

Recado sobre el señor López

Yo y el señor López

López Obrador no me gustaba. Cuando se postuló para ser candidato por el PRD al gobierno del Distrito Federal en el año 2000, Andrés Manuel no era mi gallo. A mí me gustaba Demetrio Sodi, un chilango bien conocido entre perredistas y más o menos atractivo para los miembros de otros partidos. Andrés Manuel me daba flojera, no le entendía y lo poco que le entendía no se lo creía. Además es tabasqueño y para una chilanga de corazón, la idea de que me gobernara alguien que se podía perder en la ciudad de México resultaba ofensiva.
Pero ganó la candidatura interna, y pues ya puestos a votar, voté por él. No voté convencida. Andrés Manuel me ganó en el gobierno.

Los años posteriores a la llegada de López Obrador al gobierno del DF han llevado y traído cifras y datos que han sido manipulados hasta el cansancio. No pienso repetirlos aquí, ni justificarlos o desmentirlos. No escribo este texto con el rigor periodístico al que suelo apegarme; es un texto venido de las purititas tripas, que pretende hilvanar algunas viñetas que ilustran mi relación con López Obrador, elegidas entre esos momentos que me han conmovido como ciudadana y me han ganado como persona. No lo escribo para convencer a nadie de nada; lo escribo convencida de que este momento es decisivo para mi país, y que la opinión de cada uno cuenta.

Me mudé hace dos años a Los Ángeles, la segunda capital de México, pero durante 33 años viví en el Distrito Federal. De esos 33, treinta años no tuve auto. Una gran parte de mi vida transcurrió en el transporte público y como muchos otros jóvenes en igual situación, la mayoría de las cosas que he leído las leí cabeceando en un microbús o en el metro. Grande fue mi sorpresa cuando descubrí que el nuevo gobierno sabía de nuestra turbia actividad urbana-intelectual: empezaron a aparecer en las estaciones del metro libros gratuitos para leerlos mientras viajabas, en una época en la que el gobierno federal mostraba desprecio por la cultura y en la que el presidente se refería a uno de los autores más importantes de la literatura latinoamericana como "José Luis Borgues". Y si querías te podías llevar el libro a tu casa, pero mucha gente los dejaba para que alguien más leyera.

Estudié la carrera entre los 22 y los 26 años de edad, con un hijo pequeño acompañándome a las aulas. Cuántas veces no desee que existiera algún tipo de beca para mujeres que, como yo, tenían todo el potencial para aprender y sólo necesitaban un empujoncito económico para aprovecharlo. Esas becas no existían cuando yo estudié. En el 2002 me enteré del programa implementado por el gobierno del DF para apoyar a madres solteras estudiando. Populista, asistencialista, de todo le han dicho; yo no puedo hacer menos que pensar que en algún lugar de la ciudad una mujer en la misma situación en la que yo estuve ha podido terminar sus estudios sacando el mejor provecho de su propia capacidad.

Viví durante 13 años en una calle construida sobre una loma, con el tino de que mi edificio está exactamente en el punto más bajo del declive de la loma. Cada que llovía en la ciudad de México, es decir, al menos cuatro meses al año, una enooorme laguna se formaba justo en la entrada de donde yo vivía. Había que bajar del transporte público literalmente en medio de la laguna. Si entrabas en auto al estacionamiento, casi había que sacar los remos.
Dos cuadras abajo había un depósito de camiones de basura. Por alguna razón el gobierno del DF usaba un terreno de su propiedad para almacenar ahí los camiones. La cosa más insalubre para quienes teníamos que pasar caminando por el lugar. Recuerdo haber llevado a la delegación Tlalpan al menos tres cartas, en tres diferentes momentos, durante seis años, pidiendo que quitaran los camiones y que de pasadita le pusieran unos focos a la calle, para por lo menos ver cuando pisaras una bolsa con basura de antier.
El segundo año de gobierno de López Obrador se nos hicieron los milagritos: un desazolve profundo y la reparación del drenaje nos quitaron la laguna de la entrada del edificio; un nuevo terreno logró que desapareciera el depósito de camiones de basura; y sí, nos pusieron unos focotes ámbar para alumbrar la calle.

Por años la señora que nos ayudaba a limpiar la casa vivió en una vivienda de piso de tierra, construida con materiales endebles. Cada época de lluvias ella, el marido, los tres hijos y el suegro enfermo tenían que sacar el agua a cubetadas porque se les inundaba la casa, para después dormir en colchones mojados; pero es una familia que vive al día y depende del empleo informal, ni hablar de juntar un dinerito para mejorar la vivienda, y menos de acudir a un banco para pedir un préstamo.
Hace dos años, a través de los créditos de vivienda otorgados por el gobierno del DF, esta familia pudo construir una casita de dos pisos con materiales de calidad. Dos de mis amigas más queridas obtuvieron, también a través de estos créditos, su primer apartamento sin necesidad de estar casadas o de tener ingresos elevadísimos, como ocurre con otros créditos del gobierno federal.

Viví 33 años en el peligroso Distrito Federal. Tres veces me asaltaron, dos de ellas amenazándome con un arma. Ninguna de esas veces fue bajo el gobierno del PRD, que está por cumplir 10 años al frente de la ciudad. Antes de venir a vivir a Los Ángeles fui a renovar mi licencia de conducir: el trámite duró, reloj en mano, ocho minutos desde que entré en la oficina hasta que salí con mi licencia en la cartera; un tiempo récord para una oficina de gobierno en cualquier lugar del mundo, pero muy especialmente en México. Y no me pidieron "mordida", y no me trataron mal.

Durante años, muchos años caminé las calles del centro histórico: de niña cuando mi mamá me llevaba a sus oficinas en las calles de Gante y 16 de septiembre; de adolescente, recorriendo Paseo de la Reforma agarrada de la mano de algún novio; de adulta, llevando a mi hijo a los espectáculos callejeros de la Alameda o buscando las tiendas de numismática que el centro ha albergado por años. Nunca, en todos este tiempo, gobierno alguno había hecho un trabajo de recuperación de la zona más hermosa de la ciudad. No de recuperación estética: de drenaje profundo, de nivelación de pisos, de revisión de estructuras, de repoblamiento de los hermosos edificios de siglos de antigüedad.

No me equivoqué al nombrar este apartado "Yo y el señor López". Como muchos mexicanos hice una evaluación de Andrés Manuel poniendo mi realidad personal por delante: Yo, y luego el señor López. Y la evaluación ha sido positiva.

López Obrador saludando a la gente desde la ventana de su casa de campaña el pasado 5 de julio

Cuando López Obrador hizo su referéndum en 2003, bien convencida voté por su continuidad al frente del gobierno. En aquel momento no utilicé ningún criterio macroeconómico para hacer mi juicio. No hice un análisis del espectro político capitalino, no hice una revisión de los trascendidos en los pasillos de la "grilla", no hice un cálculo de lo que podría pasar en el 2006. Como la mayoría de los ciudadanos promedio, evalué al gobierno por la manera en la que sus acciones habían reflejado una mejora en mi vida cotidiana, en el día a día de los que me rodean, en la gente como yo. Porque si la gente común y corriente está un poquito mejor, es probable que la sociedad en su conjunto también mejore poco a poco.

Creo que este criterio, el de reconocer las acciones que han hecho mejor tu vida cotidiana, fue el que siguieron hace dos semanas los cerca de 15 millones de mexicanos que votaron por Andrés Manuel López Obrador. Cada quien tiene su propio compendio de viñetas anecdóticas sobre su gestión, incluso en el caso de la gente que no las vivió de primera mano por estar fuera de la capital. Sin embargo hay decenas de razones que nos hacen saber, que nos hacen sentir que Andrés Manuel no encabezaría un gobierno de la República perfecto, que las cosas tal vez no mejorarían radicalmente, pero que habría una genuina preocupación por la calidad de vida de los gobernados.

A lo largo de la campaña y en los últimos días escuché decenas de veces, a muy diferentes personas, decir una frase que representa un sentimiento compartido: "Yo le creo a López Obrador".

Y sin embargo a lo largo de la campaña presidencial nunca pude escuchar a un partidario de Felipe Calderón compartir un argumento similar sobre su candidato; todos los argumentos para sostener al aspirante panista siempre se refirieron a "por qué no votar por López Obrador"; nunca a "por qué sí votar por Felipe Calderón". Qué triste debe ser para ese hombre; qué solo se debe sentir.

Pienso que esta última característica es uno de los fundamentos para negarse al conteo voto por voto. Los simpatizantes de Calderón –la mayoría de los cuales en realidad son "antipatizantes" de López Obrador- no tienen la certeza de su candidato, sólo la del miedo y el rencor generado por una campaña que pretendió descalificar en los medios y en las cafeterías baratas lo que la mayoría de la gente estaba viviendo día a día.

Yo no creo que Felipe Calderón sea un peligro para México. Pero sí sé que López Obrador despertó, por primera vez en un siglo, la fe y la esperanza de un pueblo que por décadas ha probado todo y al que nada le ha funcionado. Un pueblo que esta vez, al igual que yo hace tres años, voluntariamente decidió darle una oportunidad al señor López.



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  • 9 comentarios:

    Anónimo dijo...

    Qué agradable sorpresa recibir este contacto, creo que el texto es una maravilla de sencillez, sensibilidad y objetividad personal.
    Gracias

    Enrico dijo...

    Siempre leo y releo este texto, ¿verdad qué no tenemos nada de que avergonzarnos los que seguimos confiando en AMLO? y dato curioso egocéntrico: Yo también conozco esas tiendas numismáticas.

    pedrolv dijo...

    Totototalmente de acuerdo mi querida Chilangeline, vagando por los blogs me encontre con el tuyo y creo que me quedare un buen rato. Gracias

    Anónimo dijo...
    Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
    Anónimo dijo...
    Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
    Luis Ricardo dijo...

    Sonríe porque vamos a ganar.

    Hec dijo...

    Enrico me paso tu link.

    no se por que haya comentarios suprimidos por el administrador...

    m creo que a no todos se les puede dar gusto, en particular yo engo muchas quejas molestias y demas respecto al gobierno del prd, amlo , entre otros.

    pero como dicen ,cada quien cuenta como le va en la feria, o que todo depende del cristal con que se ve.

    Chilangelina dijo...

    Hec, desde luego cada quien cuenta como le va en la feria, eso es lo que empieza diciendo este texto: "no intento convencer a nadie". Es solo un texto que expone mi postura personal, y agradezco que compartas la tuya.
    Sobre los comentarios eliminados, la razon es que eran mensajes de spam promoviendo una pagina web pornografica. Es raro que de todo mi blog, eso solo haya ocurrido en este post; no se si sea porque es de los que tienen la mayor cantidad de hits, o porque los empresarios porno tienen como objetivo distraer a los que se interesan en la politica, jojo.
    Saludos!

    oliver bracamontes dijo...

    Un buen escrito es aquel que se lee con espectacion y se termina de leer con provecho... en resumidas cuentas te felicito por ser una gente pensante que tanta falta le hace a este pais mexicano con mas de 45 millones de pobres. recuerda que del juicio de la historia nadie se salva y la historia se encargara de enjuiciar a todos aquellos hombre y mujeres que se prestaron para el fraude electoral en contra del señor lopez obrador, me refiero a los empresarios rapiñas y a la plutocracia que hoy gobierna al pais usando de titere y pelele a un chaparro sin capacidad para gobernar llamado felipe calderon mejor conocido como fecal. SONRIE LA LUCHA SIGUE!!!!!!!!