Este año mis doce uvas no son deseos, sino agradecimientos por las bendiciones recibidas durante el 2009.
1) Salud a prueba de todo y un cuerpo que resiste a pesar de mis excesos.
2) Un plato de comida cerca cada vez que tengo hambre y una cobija calientita cada vez que tengo frío.
3) Tener cerca a mis dos hombres favoritos en el mundo (a uno lo parí y con el otro me casé).
4) Contar con mi hermosa hermana y mi solidaria madre en todo momento. En la rifa de mamás, yo saqué el primer premio.
5) Mis increíbles amigas que siempre, siempre, siempre están ahí. Este año en especial, mil gracias a Eliesheva, a Concha y a Jazmín, porque nunca fallan cuando necesito alivianarme; neto no sé qué haría sin ustedes.
6) Poder seguir ejerciendo el mejor oficio del mundo y vivir de ello.
7) La oportunidad de realizar el viaje con el que soñé durante mucho tiempo. Desde Nueva Orleans hasta Nueva York, mis ojos, mis oídos y mi espíritu se llenaron y tengo mecha para rato.
8) Vivir en la ciudad que elegí, llena de historias y junto al mar. La misma que me sigue abriendo los brazos cada día a pesar de lo mucho que reniego de ella.
9) Este año obtuve tres becas para tres diferentes seminarios en tres ciudades diferentes. Y sigue la mata dando.
10) Tener la oportunidad de seguir invirtiendo en lo que alimenta el alma: en libros, en música, en cine. A pesar de todo, todavía alcanza para lo que es importante.
11) Los brazos abiertos de mi Hermosa Ciudad de México, que cada vez que voy me recuerda que el hogar está donde está el corazón.
12) La bendición de contar con lectores en este y en otros blogs -y ahora en un libro colectivo.
Gracias a todos por compartir conmigo estos 365 días de bendiciones.