lunes, agosto 13, 2007

Recado de nosotros

Una de las grandes sorpresas que me ha dado este blog, son los otros blogueros. Después de un año de estar metida en este maldito vicio, ha sido muy loco para mí descubrir cuánto en común empieza uno a tener con gente tan diferente, por el simple hecho de que te leen y los lees. Porque sabes que los otros, cuando son blogueros más o menos constantes y cuando sus blogs comienzan a tener una identidad, pasan por las mismas que tú: piensan en el tema o a veces simplemente aparece la idea, plop, de la nada, pero en cualquiera de los casos lo que viene es una necesidad de compartir lo visto, o lo sentido, o lo vivido. Cuando ya te has hecho de tu hábitat bloguero, cuando sabes más o menos quiénes te leen, incluso empiezas a identificar los temas que más podrían interesarle a la banda, y por ahí le das. Claro que otras veces te vale madre y la verdad es que posteas sólo para ti. La gran mayoría, al menos de los que leo, tienden al perfeccionismo: buscan la imagen correcta, la palabra precisa, algunos hasta cuidan en extremo la ortografía.

Después de un rato de leer y ser leído, uno empieza a hacer vínculos. Te enteras de probaditas de la vida personal de los otros, por mucho que no quieras. Y si el vínculo es real, te alegras con los triunfos y te encabronas cuando al otro le va mal, y lloras con el que anda herido.
Esa ha sido la sorpresa para mí. Que siendo todos perfectos desconocidos, me haya causado expectación la presentación de la tesina de Tazy en España, me haya dado gusto cuando Ocelote ganó un concurso en la Septién, haya celebrado junto con el mío el cumpleaños de Carmen o me haya preocupado la larga ausencia del Sirako. Nada de eso tiene que ver sólo con la actividad bloguera; es una dimensión humana que se ha logrado filtrar en nuestra relación de imágenes y letras, y que al menos a mí empieza a darme un sentido de pertenencia muy chingón.
Todo el rollo anterior es porque hoy leí el post de Blas en Record-ando. Atropellaron a Oli, su esposa. Cuando lo leí, en verdad me dolió. Me dio rabia con el tipo ebrio que iba manejando, sentí la angustia y la impotencia de Blas y su familia, y bien sinceramente deseé que pronto pase el momento gacho para ellos. No conozco a Blas en persona, ni siquiera hemos hablado por teléfono alguna vez. Él vive en Puebla, yo viví siempre en la Ciudad de México y hoy vivo en Los Ángeles. Lo único que nos une, en apariencia, son unos comentarios de él en mi blog y viceversa. Y sin embargo, neto me dolió.

La foto que Blas subió a su blog, de él y su familia, se titula “nosotros”. De ahí saqué el nombre de este recado: sé que los blogueros de este rinconcito de la blogósfera estarán sintiendo lo mismo que yo, y sé que se sumarán al abrazo colectivo y cibernético para Blas, pues porque cuando más lejos está uno, más fuerte se siente. Y porque bien que mal, post a post, aquí andamos construyendo un “nosotros”.

jueves, agosto 09, 2007

Recado de por mientras

Apreciable lector: mientras yo encuentro el tiempo para postear lo que pienso postear en los próximos días, entreténgase usted respondiendo a esta sencilla trivia:



A) ¿Quiénes son los personajes que aparecen en esta imagen?
B) ¿A qué película corresponde esta escena?
C) ¿En dónde tomé esta foto?

El ganador se hará acreedor a todo mi respeto. Y tal vez también a una sorpresita.

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OK, TIEMPO: LAS RESPUESTAS
Mis estimados, lamento decirles que NADIE, not one, le atinó a las tres. ¿Que pasa con ustedes, demonios? Pero pues bueno, igual los quiero, ya qué.

A) Famie Kauffman “Vitola” y Óscar Pulido
B) El rey del Barrio
C) En el Museo del Estanquillo, en la Hermosa Ciudad de México

Quihobo!! A ver si a'i pa' lotra, eh??

lunes, agosto 06, 2007

Recado que celebra…

…la elección de Lydia Cacho para recibir el Premio al Valor Periodístico que entrega cada año la organización International Women’s Media Foundation (IWMF), y que este martes hará el anuncio formal.

La IWMF surgió en 1990 como una organización no lucrativa que busca fortalecer el papel de las mujeres en el periodismo y en los medios de comunicación alrededor del mundo, basándose en el principio de que ningún medio periodístico es verdaderamente libre a menos que las mujeres puedan hacer oír su voz en él.
Cada año esta grupo elige a tres mujeres periodistas de todo el mundo para recibir el premio, y entrega además un premio por trayectoria. El año pasado me tocó asistir a la gala de la IWMF, en la que este último premio fue entregado a Elenita Poniatowska.
Cuando empezó la ceremonia me sentí super conmovida. Las ganadoras del 2006 fueron tres mujeres impresionantes.


La primera de ellas fue Jill Carroll, reportera freelance de 28 años que fue secuestrada en Bagdad el 7 de enero de 2006 mientras trabajaba para The Christian Science Monitor. Carroll tenía agendada una entrevista con Adnan al-Dulaimi, un líder suní (o sunita); cuando llegó al lugar de la entrevista le avisaron que no iba a poder hacerla, y cuando manejaba de regreso, un camión se atravesó en el camino y la subieron a un vehículo. Estuvo secuestrada durante 82 días. El día de la entrega no estuvo en el lugar, pero su mamá fue a recoger el premio en su nombre.

La segunda homenajeada fue la china Gao Yu, de 62 años, periodista freelance de Beijing que en dos ocasiones ha sido encarcelada por su trabajo en favor de la defensa de los derechos humanos y en contra de la censura en su país. La primera de sus sentencias, de seis años, fue por “filtrar secretos de estado” en un periódico que, paradójicamente, apoya al gobierno de Hong Kong. Gao ya había sido elegida el premio una vez, en 1995, pero no pudo recibirlo debido a que se encontraba en prisión.


La tercera fue la libanesa May Chidiac, de 43 años quien es uno de los rostros más populares en los noticieros de televisión en Líbano. En septiembre de 2005, durante uno de sus programas, Chidiac hizo una denuncia cuestionando al gobierno de Siria por su intervención política en Líbano e implicando una posible responsabilidad de los sirios en el asesinato del primer ministro libanés Rafik Hariri, de acuerdo con un reporte de Naciones Unidas. Al terminar el programa, Chidiac subió a su auto y una bomba colocada bajo el asiento del conductor explotó. La periodista perdió el brazo y la pierna izquierdos.
A pesar del accidente, y tras meses en recuperación, May regresó a conducir su noticiero.
Cuando pasó a recibir su premio, caminando con dificultad debido a las prótesis, pero con una sonrisota bien puesta, automáticamente todos los que estábamos ahí nos pusimos de pie.

Este año, nuestra Lydia Cacho ha sido seleccionada para recibir este premio. Lydia se dio a conocer internacionalmente en los últimos meses por el escándalo de las conversaciones telefónicas entre el “gober precioso” y el cerdo empresario textilero Kamel Nacif. Todos recordamos las grabaciones entre estos dos sujetos con el plan de darle “sus coscorrones” a Lydia debido a la publicación de su investigación periodística “Los Demonios del Edén”, en la que involucra a políticos y empresarios mexicanos, entre ellos estos dos, en una red internacional de pederastia con sede en México.

Sin embargo el trabajo de Lydia data de muchos años atrás. Durante más de veinte años ha reportado sobre temas relacionados con la violencia doméstica, el crimen organizado, la corrupción policíaca, y ha sido activista en la defensa de los derechos de las mujeres en ciudades donde poco se habla de los derechos humanos. En 1998 fue violada y golpeada en el baño de una estación de autobús debido a esta labor.
Junto con Lydia, este año recibirán el Premio al Valor Periodístico la periodista de Etiopía Serkalem Fasil, y un grupo de seis reporteras iraquíes. Peta Thornycroft, de Zimbabwe, recibirá el reconocimiento por trayectoria. Los premios serán entregados en Los Ángeles el próximo 30 de octubre.

Cuando hablé por teléfono con Kathleen Currie, subdirectora de IWMF, me dijo: “Nuestra organización honra a aquellas mujeres que han mostrado un extremo valor en la realización de su trabajo, no sólo en una historia, sino a lo largo de su carrera. Lydia es bien conocida por su trabajo en México, particularmente por su investigación sobre la red de pedofilia y las agresiones en contra de las mujeres. Es una mujer que ha arriesgado mucho, que ha sido amenazada, encarcelada, golpeada; es el tipo de mujer al que va dirigido este premio”.

Sirva este humilde espacio para darle honor a quien honor merece.

jueves, agosto 02, 2007

Recado de cómo la felicidad…

…se encuentra con frecuencia en una butaca numerada. Mire usted:

Este ya lo habían visto, pero va de nuex…

...este obviamente no es de Celso "Piqa", malditas compus anticastellano...


...Cirque du Soleil, pieza sublime...


...los maravillosos pandrosos de Stomp...

...el equivalente angelino de un buen partido de Pumas en el estadio de CU...


...y aquí, la confesión: yo sí aplaudí…


Ah!, algo más: el 14 de octubre, The Cure en el Hollywood Bowl. Tan pronto me lleguen los boletos, los presumo. ¡¡YA LLEGARON!!:


Vamos, sean generosos y compartan conmigo sus momentos de felicidad butaquera.

(Tengo en mente dos recados más o menos consistentes, pero no ha querido parir la musa. Ya pronto vendrán).

domingo, julio 29, 2007

Recado setentero (recado treinta y siete)


Nací en 1970, el año del mundial. Pertenezco a la gloriosa generación del plástico y los colores estridentes; de la música disco y los gobiernos del estado benefactor, del boom petrolero que luego se convirtió en nacionalización de la banca y terminó como un frankenstein de política neoliberal.
Mi infancia transcurrió en los setentas, cuando el billete de cinco pesos tenía a una gitana que según una leyenda era la amante de no-sé-qué-presidente. El Mustang, el Dodge Dart, el Maverick y el Super Bee eran los autos que rifaban, la industria cinematográfica proyectaba sus creaciones en “Hollywood, La raza y varios más” y las películas de El Santo competían con las de Cantinflas y las de Pedrito Fernández. El helado se compraba en Danesa 33 y las hamburguesas en Burguer Boy: unifante, brontodoble o dinotriple. Iba al cine Continental, que tenía fachada de castillito y pasaba las películas de Disney; adentro me compraban Sugus y Pon Pons y si comprabas un chocolate, era Turín, “rico de principio a fin”.

La televisión blanco y negro que había en mi casa cuando era niña formaba mi mente con las canciones de Cepillín y los chistoretes de El Chavo y El Chapulín Colorado. Cuando tenía como cinco años la Calaca Tilica y Flaca me convenció de dejar de pertenecer al club de los chupadedo. Los domingos veía a las edecanes piernudas de Chabelo catafixiar salas de muebles Troncoso por una olla de tamales. Pacholín y Salchichita me cantaron una canción un día de mi cumpleaños mientras el Tío Gamboín me anotaba en la lista de sus sobrinos, y Topo Gigio me mandaba a las nueve a-la-ca-mi-ta. Sin embargo entre tanta ñoñada, en el canal 8 podías ver “Ahí viene Cascarrabias”, una probadita de las pachecas que vendrían en la universidad.
Desde mi perspectiva de chamaca, Raúl Velasco y Jacobo Zabludovsky se parecían, yo creo que es porque eran los dos únicos que rifaban en Televisa. Sasha Montenegro era una encueratriz y estaba lejos de convertirse en esposa de expresidente; Rigo Tovar cantaba “Mi Matamoros Querido” y estaba lejos de convertirse en un pobre ciego abusado por su familia, y la música de los papás incluía invariablemente a Los Ángeles Negros, a José José y a El Pirulí.

La publicidad me metía en los sesos a “Nordiko, el nuevo jabón para el hombre activo”; a la pasta dental Freska ra, porque “llega cuando menos se espera/el momento de estar cerca”; a los tomatitos que estaban muy contentitos porque los iban a hacer puré de tomate Del Fuerte y a los calcetines Donelli, porque “entre el zapato y el pantalón está el detalle de distinción”. Los cigarros eran Raleigh, Viceroy o Commander. Abrí mi primera cuenta de ahorros en Banco Mexicano Somex; la carta a los Reyes Magos se hacía después de visitar la juguetería Ara e invariablemente incluía un juguete Mi Alegría. Una navidad me regalaron el cine-a-la-mano de Plastimarx ("son bonitos, son durables, son juguetes Plastimarx") y otra el obligado reloj Timex de Mickey Mouse cuyos brazos eran unas manecillas, pero la hora exacta se escuchaba en XEQK, misma de Haste, Haste la Hora de México .


Jugué resorte, brinca-brinca, espiro, matatena china, policías y ladrones y cubo rubick. Tuve la Lagrimitas y la Comiditas, ambas de Lilí Ledy, pero las tardes de juego cambiarían pronto al aparecer la Barbie, exótico juguete de lujo traído de allende las fronteras.
Con el paso de los años hubo que entrarle a cada moda… desde los patines de bota como consecuencia de la película Roller Boogie, hasta ver a los papás bailar abajo de la bola cubierta de espejitos por culpa de John Travolta y su traje blanco y su camisa rosa; luego nos tocaría el turno, cuando el mismo sujeto filmó Vaselina. En mi casa, en el colmo de la modernidad, compraron un puff, sillón amorfo símbolo de aliviane en el cual me sentaba para escuchar Radio Capital, “una buena costumbre de la gente joven”. Recuerdo cuando compré mi primer disco con mi dinero mío de mí: 1979, Somebody to love de Queen, un disco de 45 rpm.

Pertenezco orgullosamente a la gloriosa generación de los setentas, los que crecimos en un mundo pop con reminiscencias de flower power y con atisbos de generación del internet. Quienes nacimos en la década de los setentas nos convertimos en personas bien interesantes. No tuvimos que pelear rabiosamente con nuestros padres para usar pantalón de mezclilla o minifalda, pero aún lo pensamos para desnudarnos con cualquiera. Decidimos ejercer nuestro derecho a estudiar una carrera y tener una vida profesional, y al mismo tiempo estamos más conscientes de la responsabilidad de tener hijos y familia. Estamos inmersos en la cultura global, pero revaloramos nuestra herencia mexicana, aunque ésta incluya a Héctor Suárez en Lagunilla Mi Barrio. Los hombres nos abren la puerta y nos ayudan a subir al carro no porque nos hagan menos o por obligación, sino porque nos aprecian; las mujeres aceptamos el detalle a sabiendas de que eso no implica sumisión, y una vez adentro nos estiramos sobre el asiento y les abrimos la puerta a ellos.
Somos globales, pero también somos locales. Podemos viajar sin problemas por el mundo, tal vez vivir en otro país, siempre llevando en las tripas la esquina donde jugábamos bote pateado y la pared donde jugábamos quemados. Nos sabemos las de Coldplay y también las de José Alfredo. Somos la generación económicamente activa del nuevo siglo. Tenemos en nuestras manos el pasado de los padres reprimidos por Gustavo Díaz Ordaz y el futuro de las generaciones que pagarán la deuda del Fobaproa. Quién sabe si dejaremos un México o un mundo mejor, pero me cae que lo estamos intentando.
Nací en 1970, exactamente en un día como hoy. Hoy cumplo treinta y siete años.

miércoles, julio 25, 2007

Recado de mi visita a un changarro local

Estaba aburrida asi que decidí ir a mi tienda de confianza: el Kwik-E-Mart

Como ustedes saben, sólo existen 12 Kwik-E-Marts en Estados Unidos, y soy tan suertuda que tengo uno a cinco minutos de mi casa. Así que me arranqué para allá.

Fue una visita rápida, nunca hay que ignorar los letreros del estacionamiento:
Cuando uno llega a esta, su tienda de confianza, no puede evitar encontrarse con los amables vecinos: Marge, un pandroso local…

…el sujeto de la tienda de cómics…

…el jefe Gorgory…

… y por supuesto, el dueño del changarro.

Sí, el mismo:

La mercancía del lugar, la de siempre: Souvenirs de los vecinillos…

...latas de Buzz Cola, la chispeante y popular bebida...

…rosquillas, el alimento oficial del ágil cuerpo de policía…

…y por supuesto, las salchichas para los jochos (encuentre usted la proverbial salchicha con pelos).

También encuentra usted el refri con hielos. Nomás tenga precaución, puede encontrar algo más:

Y ya entre cuates, pues ahí anda también el cliente habitual, en la actitud habitual…

…en la sección de frutas y verduras.

El changarro es tan popular que las personalidades que han pasado por aquí, dejan su firma:


No lo pude resistir: tuve que convertirme en uno de ellos.
Bueno, ya. La verdad es que fui a pedir chamba…

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Los Simpson estrena en EU el próximo viernes!!! Estamos contentos.