lunes, febrero 12, 2007

Recado de los no olvidados

Marcha Migrante, día 1: San Diego-Holtville-Calexico

La Marcha Migrante inició su recorrido por la frontera entre México y Estados Unidos el 2 de febrero, día de la Candelaria, pero también día del aniversario de la firma de los tratados de Guadalupe-Hidalgo, bonito acto mediante el cual cierto oscuro personaje mexicano cedió a nombre de tooooodo México el territorio que hoy corresponde a los estados de California, Arizona, Nevada, Utah y parte de Colorado, Nuevo México y Wyoming, y estableció que el Río Grande sería la frontera entre Texas y México. Y ya sabemos quién fue el ganón.


El caso es que la cita era a las doce en San Diego, frente al muro de la garita de San Ysidro, y a las doce como ingleses llegamos Diego y yo y otras 40-50 personas. Ahí estábamos, acomodando maletas y sleeping bags y botellas de agua y ya se imaginarán, cuando llegaron aquellos: seis fulanos, tres mujeres y tres hombres, en dos camionetas. Entonces uno de los que trabaja con Ángeles de la Frontera dice de volada: “esos son minutemen”.
La verdad es que son una pena los minutemen. En Los Ángeles y áreas aledañas suelen hacer numeritos frente a los lugares en los que se ponen los jornaleros para trabajar. Pero llegan cuando mucho 10, y cuando uno los ve, verdaderamente te da la impresión de que están en ese rollo porque de otra manera no tendrían con quien platicar, porque su vida es miserable y porque se aburren ellos solitos, y ser minutemen es como jugar a las guerritas y te da pretexto de ponerte ropa camuflajeada que se ve bien “acá”, y ondear banderas americanas y decir muchas veces “fuck” e “illegal aliens”. Triste su vida, pues.
Pero para cuando llegaron ya estaba ahí la policía y ni chance les dieron de acercarse. No saben el berrinchazo que hicieron, sobre todo una tipa que gritaba indignadísima apelando a la primera enmienda. “Pues sí seño, primera enmienda, pero allá atrasito”, creo que le dijeron los tiras, porque nomás no los dejaron acercarse.


Así que pasado el incidente, empezó la ceremonia de arranque de la Marcha en el punto en el que el año pasado murió Óscar García Barrios debido al disparo de un oficial, frente a esa garita. ¿Se acuerdan? Por primera vez en décadas se cerró el cruce fronterizo más transitado del mundo, el de San Ysidro, debido a la muerte de García Barrios.


Enrique Morones, presidente de Ángeles de la Frontera, quien encabeza la marcha –y quien ha resultado ser un tipazo-, colocó una cruz en memoria del joven. La gente hizo una oración y un grupo de danzantes aztecas con estandartes de la Virgen de Guadalupe (y que alguien me diga que no existe el sincretismo) hizo una pequeña ceremonia toda olorosa a incienso y copal para marcar la partida de la caravana.
¿Y los minutemen? Bueno, después del berrinche se fueron al rincón. Uno de ellos subió su camioneta a una colinita enfrente de donde estábamos, sacó unas bocinas y le subió al radio mientras acá se hacía la ceremonia para García Barrios. Esa fue su forma de molestarnos. No’mbre, si son rete-malotes.


De San Diego nos fuimos a Holtville, un pueblo en California cerca de Caléxico en donde hay un cementerio para migrantes muertos en la frontera y no identificados. Llegar ahí es impresionante. Al frente del lugar, llamado Terrace Park, se ven las tumbas blancas relucientes de los familiares de quienes habitan el pueblo, rodeadas de césped verde con los nombres, apellidos y fechas de quienes descansan ahí. Algunas tienen encima unas flores, otras un regalito. Pero en la parte de atrás, el escenario es otro.


Un terreno agreste en tiempo de secas, lodoso cuando llueve, alberga los cuerpos de indocumentados que murieron sin que se supiera quiénes eran. Filas de ladrillos descoloridos, la mayoría con la leyenda “Joe Doe” para los hombres, “Jane Doe” para las mujeres, indican que ahí yace alguien cuyo nombre y cuya historia no se conoce. Ahora había llovido, así que los pies se hundían en la tierra húmeda mientras se sentía un frío de atardecer bien desconsolador.
“Ellos vinieron a trabajar en este campo, no a ser enterrados en él”, dijo Enrique. “Hay gente esperándolos, una madre, un padre, que no saben que han muerto. Si esta no es una buena razón para tener una reforma migratoria, no sé qué será”.
La gente que iba en la caravana de cerca de 30 autos colocó cruces de madera junto a los ladrillos de los migrantes desconocidos, en algunos de los cuales con anterioridad Ángeles de la Frontera ya había puesto otras cruces con la leyenda “no olvidado”. Algunos hicieron una pequeña oración, otros colocaron flores, alguien más recordó a un ser querido que se fue también así, por ser migrante.
Enrique me contó que hace cinco años, cuando este cementerio empezó a recibir los restos de los migrantes, había 20 tumbas. Hoy hay 440.


La última escala de la caravana durante el primer día de Marcha fue en el cruce fronterizo entre Caléxico y Mexicali. Del lado estadounidense el grupo colocó algunas cruces sobre la reja en memoria de los migrantes caídos. La idea es colocar 4400 cruces a lo largo de toda la frontera.
Del otro lado de la reja que divide los dos países, un vendedor ambulante observaba el movimiento. Finalmente, se acercó a preguntar quiénes eran los que estaban ahí.
“Venimos en una marcha, vamos a ir por toda la frontera. Estamos pidiendo que les den a los migrantes una oportunidad de tener una mejor vida”, le dijo Guillermo, que venía en la caravana con su familia. “Estamos poniendo cruces por todos los que han muerto al cruzar”.
“Pues a nombre de mis paisanos yo se los agradezco”, respondió el hombre emocionado. “Tanto yo como mis hermanos que están de aquel lado de la frontera se los agradecemos, a usted y a todas las personas que nos tienen presentes”.

Cada lugar nos ha contado una historia. Como la de la mesera que atiende en un restaurante de comida china cerca del cruce, y que después de narrar cómo han detenido migrantes en las últimas semanas, sólo atinó a decir: “Qué bueno que alguien hace eso, que vienen de tan lejos, porque a veces uno quiere hacer algo, pero estando acá se siente tan solo…”.
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Las notas de la marcha publicadas en La Opinión se pueden leer aquí.

6 comentarios:

Jazmin dijo...

Por fin das señal de vida! Ya estaba esperando el reporte. Las fotos son muy buenas, como es de esperarse, pero los esquemas con todo y flechas son muy didácticos, gracias.
Ya vente pa Los Angeles!!

Un abrazo,
yo

Blas Torillo Photography dijo...

Chila preciosa (Y eso que te conozco nomás de chiquita... éjele... no te la vayas a creer ¿eh?). Ya te extrañaba(mos)...

Oye. ¿Te acuerdas cuando en la uni nos decían "la realidad está a la vuelta de la esquina"? Bueno pues tú sigues topando con la realidad, ahora a la vuelta de una barda...

Me gusta tu "croniques"... eres buena contando lo que pasa, lo que te pasa y lo que ves.

Gracias por recordarme (otra vez) quién me formó académicamente, pero también políticamente.

Y en este sincretismo sui generis en el que estoy metido (¿un empresario de izquierda? ¡Hágame usté el favor!)... sigo aprendiendo que lo importante es lo que hacemos con nuestra vida.

Sale ya.

Besos y síguenos contando. ¿Va?

pedrolv dijo...

Eileenita, en primer lugar, me uno al agradecimiento del paisano a todos ustedes por esa iniciativa.
Segundo: gracias también por llevarnos a tu lado con tu crónica, ten por seguro que a su lado seguiremos durante todo el trayecto de la caravana.
Tercero y ya para terminar: Cuídense de esos pinches gringos traicioneros de los minutemen, no vaya ser que se vayan a querer sentir rambos los idiotas, ya que todavía no entienden que nosotros no cruzamos la frontera, la frontera nos cruza a nosotros.

Enrico dijo...

Ahnoma... una joya, regreso a leerlo tranquilo, regreso, sólo quería decir que tú eres la muestra de que web 2.0 es una forma alternativa de comunicación, esto si es profesionalismo bloggero y no pedazos. Feliciades, a mi Pa´le dará gusto ver su tierra calexiquiana. (Recomendo el grupo que se llama así "Caléxico", tengo todos sus cds) regreso, regreso...

Anónimo dijo...

Mi querida Chilangelita, déjame te (les) cuento, ahorita que ando por la campiña zacatecana, como buen adicto a la lectura, me gusta enviciar a los demás y en una tarde campirana, se me ocurrió leerles fragmentos de la crónica indocumentada a un grupo de ejidatarios y ya te imaginarás el impacto que tuvo tu narración en una tierra en donde una inmensa mayoría ya ha vivido/sufrido experiencias de ese tipo. Algunos me pidieron copias de tus crònicas y otros me narraron las propias.Fue una vivencia memorable y en más de una vez brindé(amos)a tu salud con un tequila recièn elaborado. Gracias y sigue adelante.

J.M.

Chilangelina dijo...

Jaz, al escribir esto ya estoy camino de regreso al elei, pero en los proximos dias seguira subiendo el diario del viaje. Estoy cansadisima!!!!
Blas, pues si me has visto crecida, ya van varias fotos mias que subo a este blog. Buscalas, va a estar entretenido, como ese libro de "Donde esta Wally?". Me encanta tu imagen esa de la realidad a la vuelta del muro, efectivamente asi es. Justo hoy vi una imagen que perfectamente se describiria de esa manera, ya la subire...
Pedrolv, esa de la frontera es clasica. Hace poco vi otra en un cartel que traia un chavito: "Yo cruce un rio, pero tu cruzaste un oceano"...
Enrico, regresa pues, nomas prometes. Saludame a tu padre, joya de la corona de la familia Escalona...
JM, me encanta lo que me dices. Precisamente de eso se trata este ejercicio, de que cada quien saque sus propias historias, de que todos descubramos al migrante que traemos adentro y nos demos cuenta de que todos somos lo mismo. Carajo, que las fronteras son un invento bien guey...