Si hay algo que me puede hacer enojar es la gente que no argumenta. No hay nada peor que alguien que te responde: “porque no”, simplemente por no saber darte una explicación lógica y sensata. Me irrita, me encabrona, de verdad me pone de malas.
Bajo esta premisa, imaginará el lector el efecto que la policía en general, y la mexicana en particular, causa sobre mí. Sin ánimo de ofender a los perros, siempre he pensado en ellos como perros dopados entrenados para morder, tan frustrados y con tanto odio todo el tiempo que buscan la menor provocación para madrear. Lo vi mil veces cuando era estudiante durante marchas y manifestaciones; ha sido un secreto a voces en los separos de la procuraduría, y lo pude presenciar de cerquitita durante la represión en Oaxaca en noviembre pasado.
Bajo esta premisa, imaginará el lector el efecto que la policía en general, y la mexicana en particular, causa sobre mí. Sin ánimo de ofender a los perros, siempre he pensado en ellos como perros dopados entrenados para morder, tan frustrados y con tanto odio todo el tiempo que buscan la menor provocación para madrear. Lo vi mil veces cuando era estudiante durante marchas y manifestaciones; ha sido un secreto a voces en los separos de la procuraduría, y lo pude presenciar de cerquitita durante la represión en Oaxaca en noviembre pasado.
Pues la semana pasada se dio otra de estas perlas, y por mínima congruencia y solidaridad, reproduzco en este espacio la historia de Rodrigo Jardón, estudiante de periodismo y fotógrafo de 19 años, que mientras trataba de documentar las manifestaciones frente de la embajada de Estados Unidos en México por la visita de Bush, fue acusado, pateado, golpeado, madreado y después de todo eso detenido, supongo que porque tenía todos los elementos básicos que le enseñan a los perros en el entrenamiento: es joven, no usa traje ni corbata, estaba del otro lado de la valla y trató de argumentar.
Foto Jorge Serratos, El Universal
Parte del testimonio de Jardón:
“Me encontraba yo tomando fotografías a todo esto de la manifestación en contra de la visita de Bush a México, afuera de la embajada de EU en México cuando las vallas fueron rotas por grupos anarquistas y de repudio al imperialismo estadounidense…pronto la avenida Reforma se llenó de gas y la confusión reinó”.
“Cuando los granaderos salieron, claramente vimos los presentes como las primeras víctimas de los golpes fueron las mujeres, estos valientes y viriles servidores de la ley cruzaron la avenida para golpear a una chica en la entrada de un café y mientras tanto yo registraba todo al lado de otra fotógrafa…cuando al hacerme para atrás un granadero me vio al tirarle una foto y comenzó a gritar “¡Ese hijo de la chingada! ¡Él estaba con ellos, él estaba con ellos!”. (…) Supongo que en ese momento me transformé mágicamente en uno más del “grupo de presuntos "porros" de la UNAM que se cubrían el rostro con pasamontañas, paliacates y otras telas, por que mientras uno me ahorcaba con la bufanda, los demás me golpeaban con los puños hasta que una vez en el centro del cerco me tiraron al piso y me patearon hasta que no me pude mover”.
“Un granadero (Cuyo nombre desconozco pero me encantaría tener el gusto) me jaló de un brazo hacia un árbol y me preguntó lo que hacía ahí, dejando que le explicara a gritos que sólo estaba tomando fotos y que soy estudiante de periodismo. Los primitivos de azul seguían saludando mi madre y pateando mis costillas”.
La narración completa está en el sitio de Rodrigo Jardón; la información me llegó gracias a los blogs de Beto y Sofía.
“Cuando los granaderos salieron, claramente vimos los presentes como las primeras víctimas de los golpes fueron las mujeres, estos valientes y viriles servidores de la ley cruzaron la avenida para golpear a una chica en la entrada de un café y mientras tanto yo registraba todo al lado de otra fotógrafa…cuando al hacerme para atrás un granadero me vio al tirarle una foto y comenzó a gritar “¡Ese hijo de la chingada! ¡Él estaba con ellos, él estaba con ellos!”. (…) Supongo que en ese momento me transformé mágicamente en uno más del “grupo de presuntos "porros" de la UNAM que se cubrían el rostro con pasamontañas, paliacates y otras telas, por que mientras uno me ahorcaba con la bufanda, los demás me golpeaban con los puños hasta que una vez en el centro del cerco me tiraron al piso y me patearon hasta que no me pude mover”.
“Un granadero (Cuyo nombre desconozco pero me encantaría tener el gusto) me jaló de un brazo hacia un árbol y me preguntó lo que hacía ahí, dejando que le explicara a gritos que sólo estaba tomando fotos y que soy estudiante de periodismo. Los primitivos de azul seguían saludando mi madre y pateando mis costillas”.
La narración completa está en el sitio de Rodrigo Jardón; la información me llegó gracias a los blogs de Beto y Sofía.
Si el peor sentimiento del mundo es la impotencia, la única manera de contrarrestarlo es denunciar. Corran la voz, señalen con desprecio a los tiras de la foto y a quienes les dieron órdenes, háganle llegar un comentario solidario a Jardón. Digámosles que aunque no podemos evitar el abuso de la fuerza, cuando lo hagan todos lo vamos a saber; hoy por él, mañana por nosotros.
3 comentarios:
Ups, le entendí mejor a tu post que al de sofía y al de beto, jejejeje...
pero cuantos más fueron los afectados? digo, es que no me enteré bien ... ups
Qué buena info, ni por enterado, saludos, regreso en cuanto pase a dar el abrazo vitual al Jardón.
Hola Tazy, pues hasta donde se detuvieron a tres, la onda es que como siempre, madrearon parejo...
Enrico, ya te tardaste...
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